Así es el garaje de Robby Naish
El garaje de Robby Naish en su casa de Maui (Hawái) está lleno de tablas de windsurf, surf y kitesurf. Son solo algunas de las tablas con las que este norteamericano de 52 años se coronó 24 veces campeón del mundo de windsurf, un deporte que comenzó a practicar con solo 11 años.
Fue después de que su familia se trasladase de su California natal a Hawai cuando Naish comenzó a practicar el deporte que le convertiría en leyenda. Con solo 13 años se coronó Campeón del Mundo de Windsurf, siendo el más jóven de la historia en conseguirlo. Pero ¿por qué algunas de sus tablas tienen pegatinas de Porsche y por qué estamos hablando de él en Motorpasión?
Pues básicamente porque Robby Naish, además de un apasionado del windsurf, el kiteboard, el surf y cualquier deporte que mezcle una tabla con el líquido elemento, es también un enamorado de Porsche, y hoy vamos a colarnos en su garaje de Hawai para conocer cuáles son sus coches favoritos.
El primero que destaca en ese garaje de planchas de aluminio verde situado a solo unos metros del Océano Pacífico, es un Porsche 911 Carrera S con el paquete Sport Chrono. Se trata de una versión de color plateado del año 2012, el último atmosférico de las gamas Carrera.
Sobre él Naish dice "Amo la integridad en el diseño que Porsche ha mantenido a través de las décadas, y también que puedes conducir sus coches en carreras sin tener que cambiar nada. Todos los fabricantes de coches compiten, pero la cantidad de trabajo que tienen que hacer en sus coches antes de estar listos para correr...“
Bestias enjauladas en las carreteras de Maui
Es curioso que Naish sea un amante de los Porsche viviendo en una isla como Maui, que tiene 42 kilómetros de ancho por 62 de largo. En esta isla es imposible exprimir lo más mínimo las prestaciones de su coche, ya que no puedes superar los 90 km/h en ningún sitio en ningún momento. Por si fuese poco, en la mayoría de zonas la velocidad máxima es de 55 km/h.
A pesar de ello, Robby Naish tiene otros coches. El más especial que guarda en el garaje de su casa es otro Porsche 911, pero no un 911 cualquiera. Se trata de un Porsche 911 S de 1977, que compró en California en 1987 y desde entonces no ha parado de modificarlo.
El coche no tiene nada o casi nada en común con el original. Como salta a la vista, su carrocería de color azul iris es mucho más ancha que la original. Además le han cambiado el motor por un 3.0 de 230 caballos, le han puesto carburadores Weber, un embrague de competición y llantas Simmons.
Este 911 tan especial es el niño mimado del garaje de Naish, y eso salta a la vista por lo cuidado que está a pesar de vivir a escasos metros del mar. Lo cuida como si fuese un hijo, y está orgulloso de el.
Subiendo al volcán Haleakalā
Teniendo en cuenta la orografía de la isla donde vive, y lo complicado que es disfrutar de un coche como este a diário, Naish tiene una escapada muy especial que hace conduciendo al menos una vez al año. Se trata de subir por la ruta 37 hasta el crater del volcán Haleakalā, situado a 3.000 metros de altura.
Robby Naish, la leyenda del windsurf ya es abuelo, pero aun así sigue disfrutando siempre que puede de sus pasiones. Surfea casi a diario mientras dirige la compañía Naish, creada por el mismo y que se ha convertido con el paso del tiempo en un productor de referencia de materiales para la práctica de sus deportes favoritos.
En otro garaje que tiene en la sede de Naish, tiene guardado otro de sus coches. En este caso no es un Porsche, sino un coche del que solo se fabricaron dos unidades. Se llama Evans Series 1 y es un coche de competición homologado para circular por carretera.
Este lo usa muy poco, ya que a decir verdad Naish suele moverse en una Ford F-650, el mastodonte de casi cinco toneladas de peso que curiosamente usa casi a diario. Además cuando va a surfear, lo hace en un Chevrolet Sonic, en el que tira las tablas y no tiene que preocuparse de nada más.
Y esta es la historia de Robby Naish, uno de los windsurfistas más laureados de todos los tiempos y su pasión por los coches y especialmente por los Porsche. Curiosa historia, ¿no creéis?