En plena era de la electrificación del automóvil, estamos siendo testigos de cómo poco a poco algunos de los superdeportivos más potentes y emocionales del mercado se preparan para su extinción: el ya icónico Lamborghini Aventador, el Aston Martin Vantage o el Mercedes-AMG GT son solo tres de los ejemplos recientes más dolorosos.
Sin embargo, hay un lugar idílico donde los motores V12 pueden rugir a sus anchas, haciendo que nuestro corazoncito petrolhead bombee con fuerza: la Fórmula Drift, la serie de carreras con menos restricciones de los EEUU en la que se puede disfrutar de verdaderas bestias especialmente preparadas para hacernos disfrutar. Cuidado, que engancha.
Un billete que será solo de ida
Es fácil acostumbrarse al festival de humo, tremendos rugidos de motores y derrapes al límite que se repiten sin cesar en una carrera de Fórmula D, más si como en esta temporada los pilotos se dejan la piel por hacerse con el título, peleando con el cuchillo entre los dientes hasta el último momento.
Para ello cuentan con armas del calibre de los Toyota Supra GR, Nissan 240 SX, BMW tan brutales como el E36, varios Infiniti y Chevrolet Corvette o los ya habituales Ford Mustang, entre otros.
Sin embargo en los últimos meses hay dos superdeportivos que están acaparando toda la atención, y no es para menos. Dos V-12 muy diferentes entre sí pero con 'un toque macarra' para la ocasión: un Ferrari 599 modificado y un Aston Martin Vantage personalizado que te hará volar la cabeza.
Esta bestia británica es posiblemente uno de los coches más atractivos de esta temporada y lo pilota Darren Kelly, considerado en Long Beach como “un novato”, aunque en realidad el piloto neozelandés de 32 años lleva una década haciendo drift.
Eso sí, por el momento ha cosechado sus mayores éxitos en esta disciplina en casa y al volante de un Nissan Skyline R32, un Nissan Skyline R34 o un Nissan R35 GT-R. Nada que ver con el salvaje Vantage que ha estrenado esta temporada en la que por fin ha podido llegar a formar parte de la Fórmula Drift (su primera intención era incorporarse en 2020… pero no puedo ser).
A diferencia de la mayoría de los coches de la parrilla, el Aston Martin del equipo "The Heart of Racing" (con fines benéficos) comenzó su vida ya siendo un coche de carreras, y no como un coche de producción que se preparó para convertirse en un coche de drift.
Está construido sobre un chasis GT4, que había sufrido algunos daños cuando el equipo lo compró de segunda mano por un precio desconocido, aunque seguramente nada barato.
Para adaptarse a su nueva vida y exprimir al máximo su rendimiento, su corazón de serie V8 fue sustituido por el clásico V12 de 6 l de Aston Martin, aderezado por un par de sobrealimentadores.
El equipo afirma que el coche produce entre 740 y 838 CV (552-625kW), y que la potencia va a las ruedas traseras a través de una transmisión secuencial de seis velocidades, aunque ya planea elevar la potencia de esta bestia salvaje hasta los 1.000 CV de cara a la próxima temporada.
Los sobrealimentadores y la potencia desmedida no son tan ajenos a Aston Martin como lo eran, hasta ahora, la suspensión con especificaciones de drift o el bloqueo de la dirección a 72 grados.
Por fuera, con su nuevo y agresivo traje luce verdaderamente imponente, entre otras cosas, por las enormes tomas de aire tanto en el frontal como en la zaga.
El principal contrincante del monstruo británico es el impresionante Ferrari 599 modificado del experimentado piloto Federico Sceriffo, quien aunque ya pasa de los 40 empezó a derrapar cuando apenas tenía 22 años y, además, es un reconocido instructor a nivel mundial y dueño de su propio equipo, FFF Drifting Department.
Este verdadero unicornio es la evolución del primer (y maltrecho) coche de Sceriffo, reconstruido sobre la ya de por sí imponente base de un Ferrari 599.
Tras pasar varias veces por la mesa de operaciones, bajo el capó lleva el conocido motor 6.0 de 12 cilindros en V de la casa al que se le han colocado una pareja de enormes sobrealimentadores que lanzan su potencia más allá de la barrera de los 1.000 CV.
Por supuesto, también lleva las convenientes modificaciones en cuanto a refrigeración y carrocería necesarias para poder soportar las carreras de esta exigente disciplina: todo un espectáculo rematado por una librea muy especial.
Después de que Federico Sceriffo y Darren Kelly se hayan atrevido a llevar sus armas de corazón V12 a la Fórmula D, es más que probable que veamos a otros equipos seguir su ejemplo de cara a próximas temporadas con sus juguetes de drift. ¡Y qué juguetes!