"Algo está cambiando en Mercedes", decía la publicidad de la marca de la estrella hace algunos años. El acertado giro en el diseño de los coches de Mercedes-Benz tanto a nivel interior como exterior ha llevado a una familia bastante homogénea a la que ya le va tocando un cambio de expresividad.
A no mucho tardar descubriremos al nuevo Mercedes-Benz Clase E, y junto con él llegará un nuevo volante que evoluciona el diseño de los mandos actuales utilizados en la casa, con un diseño mucho más moderno y que poco tiene que ver con lo que conocíamos hasta ahora.
Todo al táctil para los volantes del nuevo Clase E
A modo de adelanto, Mercedes-Benz nos ha dejado entrever cómo será su próxima generación de volantes. Exteriormente van a seguir siendo una circunferencia, pero en su interior se encontrará la mayor evolución de los últimos años.
La actual hornada de volantes de Mercedes-Benz incluye pequeños mandos táctiles, que funcionan a modo de joysticks virtuales para controlar las dos pantallas digitales que pueden componer los cuadros de mandos. Pues bien, este tipo de mandos se van a multiplicar y van a extenderse a todos los controles de los volantes multifunción.
La configuración escogida en los próximos volantes de la marca seguirá siendo con una estructura de tres radios, pero con unas formas mucho más modernas y afiladas. En el caso del volante que ha dejado entrever la firma y que se corresponde con las versiones AMG el mayor cambio se encuentra en los brazos horizontales.
Cada uno de ellos ahora se divide en dos paralelos y más finos, y sobre ellos se ubican una serie de mandos que, ahora, pasan a ser completamente táctiles. Los beneficios son claros: un diseño más limpio y fluido, más funciones en menos espacio y la ausencia de elementos físicos dejan un interfaz mucho más moderno y seguramente mejor integrado con el software.
Por otro lado, el Mercedes-Benz Clase E también apostará por los mandos táctiles en los volantes de las versiones inferiores. En este caso con un diseño mucho más sobrio y haciendo un uso extensivo de las líneas en V.
Ahora bien, esta disposición también tiene sus puntos negativos pues la proliferación de los mandos táctiles supone una falta de feedback sensorial. Sin las referencias del tacto, es más difícil identificar cada botón sin mirar.
Además su pequeño tamaño y el aglutinamiento de más funciones en menos espacio puede obligar al conductor a apartar la mirada de la carretera, al menos durante el periodo de adaptación. Un periodo que es más complejo y prolongado que con los mandos convencionales.
Las funciones ahora se multiplican con el control de ambas pantallas, del control de velocidad de crucero, y del sistema de infoentretenimiento y del teléfono. Cerca de una veintena de posibilidades para controlar con sólo dos pulgares y sin apenas relieve salvo algunas superficies.
La evolución de los volantes de Mercedes-Benz
Esta nueva generación de volantes representa el súmmum de la marca alemana en cuanto al diseño de una pieza fundamental para la conducción pero que en realidad no ha cambiado demasiado. En el caso de Mercedes-Benz son ya 120 años haciendo volantes, y para ellos supone una expresión tecnológica.
Los volantes no sólo sirven para cambiar la dirección del vehículo, también son el punto de conexión e información más importante entre el hombre y la máquina. En 1886 Carl Benz ideó el primer automóvil, un "automóvil con ruedas de acero" que en 1889 Gottlieb Daimler y Wilhelm Maybach diseñaron sin volante.
En 1894 Alfred Vacheron cambió las manivelas de dirección de su Panhard & Levassor con motor Daimler por un volante. No ganó, pero el mando con giro de las ruedas conectado en varias vueltas desde una posición neutra se impuso, y en 1900 la Daimler-Motoren-Gesellschaft utilizó este tipo de controles por primera vez en un coche de carreras: el Phoenix.
Desde entonces la compañía alemana se ha situado a la vanguardia de este sistema, agrupando las funciones desde que en 1902 colocaron las primeras palancas alrededor del volante para controlar las funciones del motor: por entonces la sincronización del encendido y la regulación de la mezcla de aire y combustible.
La bocina, los indicadores de dirección (físicos), la palanca de cambios del Mercedes-Benz 300 W186 de 1951, controles de luces con ráfagas en 1955 o la dirección asistida en el Mercedes-Benz 300 de 1958 fueron complementando a un elemento cada vez más funcional. Más adelante también se agruparon los mandos de los limpiaparabrisas, y de manera mucho más reciente los airbag (1981), controles de crucero (1975) y controles de los sistemas de infoentretenimiento (1998).
Pero uno de los mayores avances introducidos en los volantes ni siquiera era visible en su día y llega hasta nuestros tiempos como una norma generalizada, y ni siquiera era una cuestión de funcionalidad, sino de seguridad. En 1959 el Mercedes-Benz Fintail (W110) introdujo el concepto de dirección dividida.
Con una columna de dirección colapsable, además de de habitáculo indeformable más zonas de deformación controlada para absorber la energía cinética en caso de accidente y placa deflectora, aquella berlina se convirtió en un referente en cuanto a seguridad.
Evitaba el conocido como "efecto lanza", que en caso de impacto frontal proyectaba la dirección del coche hacia el conductor causando graves lesiones. Desde entonces el concepto se mejoró ampliándose en 1967 con direcciones telescópicas y amortiguadas, extensivas a toda la gama del fabricante.
Mercedes-Benz sigue evolucionando el concepto de sus volantes, y trata de hacerlo para mantener la seguridad de sus vehículos. Ahora bien, tendremos que probar el nuevo Mercedes-Benz Clase E para saber si estos nuevos mandos táctiles son tan intuitivos como los físicos.
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