Trump contra el mundo. Así podría titularse el libro que recoja las amenazas, desaires y duras decisiones unilaterales que ha tomado el presidente de los Estados Unidos desde que está en el cargo. Después de dejar claro que la Unión Europea es una amenaza, ha puesto en marcha la segunda fase de su paranoia en cuanto a las investigaciones sobre las importaciones de vehículos en Norteamérica.
Con la salvaguarda de la seguridad nacional como bandera, el Departamento de Comercio estadounidense ha pedido a los fabricantes de coches, a través de un cuestionario, que revelen datos sobre finanzas, cadenas de suministro y otros delicados temas bajo amenaza de cárcel.
Los fabricantes, al desnudo: si me perjudicas habrá consecuencias
Tal y como han revelado Autonews y Bloomberg, la Oficina de Industria y Seguridad ha enviado a "varios fabricantes" un cuestionario de 34 páginas que debe ser completado con datos de operaciones globales, cuentas, balances económicos... Información confidencial que no es desvelada en documentos públicos presentados ante organismos como la Comisión de Bolsa.
La administración Trump quiere conocer puntos como cuánto destina cada fabricante a investigación en áreas de electrificación, vehículos conectados o conducción autónoma, además de quiénes son su proveedores y dónde están ubicados.
Además quiere detalles sobre los planes comerciales de cada compañía desde ahora hasta 2020, sobre todo para conocer si piensan fabricar en países enemigos como China o México y por qué. Todo esto para determinar si la seguridad nacional estadounidense está en peligro.
Al parecer el cuestionario espeiia además que, en caso de que no sea respondido, se pueden aplicar sentencias de un año de prisión y una multa de 10.000 dólares.
Today, we broke ground on a plant that will provide jobs for up to 15,000 Wisconsin Workers! As Foxconn has discovered, there is no better place to build, hire and grow than right here in the United States! pic.twitter.com/tOFFodZYvK
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 28 de junio de 2018
Según informa la agencia de noticias, esta revelación de datos confidenciales no ha sentado nada bien a una industria que se esta preparando para la guerra comercial que tiene en marcha el presidente.
Este cuestionario es la respuesta a la investigación iniciada en mayo y amparada en una ley comercial de los años 60 que Trump ha aprovechado para imponer aranceles al acero y al aluminio.