Sigue el culebrón Elon Musk. El magnate, que está viendo cómo se estancan las ventas de sus coches eléctricos -basta con echar un ojo a Alemania, donde se ve que Tesla está fabricando más coches de los que vende- está buscando otros derroteros llamados Inteligencia Artificial, y a base de amenazas ha conseguido someter a votación que se le pague un sueldo de 56.000 millones de dólares para que siga al mando.
Pero se va a encontrar con un 'no' de peso, pues el Fondo Soberano de Noruega, que es el octavo mayor accionista de Tesla, ha dicho que votará en contra.
Una suma "insondable"
Según detalla Reuters, el Fondo ya votó en contra del salario astronómico de Musk en 2018, cuando fue aprobado, pero reconoce que aprecian "el importante valor generado bajo el liderazgo del Sr. Musk desde la fecha de concesión en 2018". No obstante, el operador del fondo asegura que están "preocupados por el tamaño total de la adjudicación, la estructura dada los desencadenantes del rendimiento, la dilución y la falta de mitigación del personalismo en la empresa". A principios de este año un juez anuló el paquete salarial, unos 52.000 millones de euros y el mayor para un directivo estadounidense, al calificarlo de "suma insondable".
La respuesta del fondo, que posee una participación del 0,98% por valor de 7.700 millones de dólares, no ha gustado a Musk, que ha asegurado en X que "no está bien" y que "si realmente encuestaran a sus electores, descubrirían un apoyo abrumador a favor". Lo cierto es que el Fondo Soberano sí ha dicho que votaría el próxima 13 de junio a favor de una propuesta de los accionistas que pide a Tesla que adopte una política de libertad de asociación y negociación colectiva, un gran talón de Aquiles que tiene Tesla en Suecia, Dinamarca y Noruega con sus trabajadores.
De un tiempo a esta parte, Elon Musk está dando pistas de su intención de dirigir sus esfuerzos hacia nuevos retos empresariales más allá de los coches eléctricos. En las últimas semanas hemos hablado de despidos masivos, para luego readmitir a parte de la plantilla, y de la posibilidad de que Elon Musk convierta a Tesla en una empresa de robotaxis. Pero lo que busca el empresario sudafricano es virar hacia la IA, y ha amenazado a sus accionistas con no desarrollarla si no le dan el 25 % de la empresa. Ese es el personalismo del que alerta el Fondo Soberano noruego, capaz de determinar las ventas de la marca debido a la necesidad de Musk de expresar su opinión constantemente sobre asuntos sensibles.
Sin embargo, existe un miedo subyacente a que cumpla su amenaza y deje de hacer ganar dinero a Tesla, que empezó a ver beneficios en 2018.