Arabia había empezado a construir la ciudad imposible de 170 km de largo sin carreteras ni coches, pero se ha encontrado con un enemigo inesperado: la caída del precio del petróleo

Arabia había empezado a construir la ciudad imposible de 170 km de largo sin carreteras ni coches, pero se ha encontrado con un enemigo inesperado: la caída del precio del petróleo
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Cuando Arabia Saudí anunció Neom en 2017, el mundo quedó boquiabierto. Un megaproyecto de 500.000 millones de dólares que prometía revolucionar el urbanismo con ciudades inteligentes, rascacielos imposibles cubiertos de espejos y tecnología de ciencia ficción en medio del desierto.

Pero el proyecto, que debía estar en marcha para finales de la década, se enfrenta ahora a un obstáculo que pocos vieron venir: el precio del petróleo no se recupera y, sin esos ingresos millonarios, el sueño de Neom parece cada vez más difícil de financiar. Los retrasos, los sobrecostes y las polémicas por la oposición de los locales, tampoco ayudan.

Neom, de la ambición sin límites a los recortes drásticos

El príncipe heredero Mohammed bin Salman vendió Neom al mundo como la joya de la corona de su plan Visión 2030, diseñado para diversificar la economía saudí “y reducir su dependencia del crudo”. La ironía es que, para hacer realidad esa utopía post-petróleo, el país necesita con urgencia más ingresos del petróleo… y estos no llegan.

Cuando se presentó Neom, sus cifras eran estratosféricas: un territorio del tamaño de Albania, infraestructuras de ciencia ficción, taxis voladores y una ciudad lineal, ‘The Line’ de 170 km de largo, sin coches ni carreteras. Todo financiado con los ingentes ingresos del petróleo y con una fecha clara en el horizonte: 2030.

Sin embargo, la realidad de 2025 es muy distinta. Según The Times, el proyecto ha sufrido grandes recortes y retrasos, y el gobierno saudí ha tenido que replantear su estrategia. La caída del precio del petróleo —que en 2022 superaba los 100 dólares por barril, pero ahora lucha por mantenerse por encima de los 60 dólares— ha reducido drásticamente la capacidad de financiación del país.

Neom 2

Fuentes internas citadas por The New Arab señalan que el gobierno ha optado por focalizarse en proyectos más rentables a corto plazo, dejando de lado algunas de las infraestructuras más ambiciosas de Neom.

Esto significa que gran parte de ‘The Line’ no estará lista en 2030, como se prometió, y que muchas de sus innovaciones tecnológicas podrían quedarse ahora en papel mojado. Y es que ahora se calcula que completar el proyecto original podría llevar un siglo.

Los problemas se acumulan: financiación, desalojos y desconfianza

El petróleo no es el único escollo en el camino de Neom. El megaproyecto también ha generado una fuerte resistencia dentro del país, especialmente entre las tribus que han sido desalojadas por la fuerza para dar paso a la construcción. En 2022, el caso de Abdul Rahim al-Huwaiti, un activista asesinado por la policía saudí tras oponerse a su expulsión, generó una crisis de imagen para el reino.

A esto se suma el escepticismo de los inversores internacionales. Aunque el Fondo de Inversión Pública saudí (PIF) sigue inyectando dinero en el proyecto, las empresas extranjeras son cada vez más reacias a apostar por Neom, especialmente ante la incertidumbre económica global y la falta de avances concretos en las infraestructuras.

Incluso dentro del propio país hay dudas. En 2022, la propaganda oficial hablaba de hasta nueve millones de residentes viviendo en The Line en 2030. Hoy, los analistas consideran que, en el mejor de los casos, “apenas una fracción del proyecto original” estará lista para esa fecha. En concreto, ahora se habla de desarrollar solo 2,4 km en una primera fase.

Los pocos avances hasta ahora, se pueden ver gracias a imágenes de la empresa de tecnología satelital Maxar Technologies.

Un futuro incierto para el sueño saudí

Rascacielos

Además, otros proyectos dentro de Neom, como el complejo turístico 'Trojena' (que incluso fue elegido para albergar los Juegos Asiáticos de Invierno en 2029), también podrían sufrir demoras significativas.

Los sobrecostes y la falta de liquidez han obligado a reajustar los plazos y recortar algunas de las características más ambiciosas del proyecto. Aunque el gobierno saudí insiste en que Neom sigue en marcha y no está muerto, la realidad es que el proyecto está en una encrucijada.

Sin el respaldo económico del petróleo y con los inversores cada vez más escépticos, el sueño futurista de Mohammed bin Salman corre el riesgo de convertirse en un símbolo de promesas incumplidas. Si el petróleo no se recupera y la inversión privada no llega, Neom podría convertirse en la mayor ciudad fantasma jamás concebida.

Imágenes | NEOM

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