Titanio, vanadio y fosfato. Tres materias primas estratégicas necesarias para fabricar aviones, acero, baterías y chips y de los que Europa depende. Ahora una empresa minera llamada Norge Mining asegura haber encontrado depósitos masivos de las tres en el suroeste de Noruega: al menos 70.000 millones de toneladas solo de fosfato.
La compañía asegura que el depósito subterráneo de roca de fosfato, presentado como el más grande del mundo, podría satisfacer la demanda mundial de fertilizantes, paneles solares y baterías de coches eléctricos durante los próximos 100 años.
Ahora que la fase de exploración ha terminado, Norge Mining busca llevar el proyecto a la siguiente etapa de producción minera, que es la que más se puede extender en el tiempo ya que necesitan el permiso de la UE.
Se estima que el valor del depósito noruego está justo por debajo de los 71.000 millones de toneladas de reservas mundiales probadas por el Servicio Geológico de EEUU en 2021.
Se suma así a las importantes reservas de petróleo que tiene, una de las más grandes de Europa occidental, siendo el tercer exportador de petróleo del mundo (por detrás de Arabia Saudí y Rusia) y representando el 25 % de su PIB total.
La Comisión Europea, que incluyó el ferrofosfato en la propuesta para una Ley de Materias Primas Críticas, ha celebrado el anuncio -hay que tener en cuenta que se basa en la información que ha proporcionado únicamente la empresa minera-.
El fosfato es un recurso natural no renovable que se encuentra comúnmente en la roca de fosfato que contiene minerales de apatita. Las rocas de fosfato están presentes en todo el mundo pero, según WorldAtlas, las reservas más grandes se encuentran en Marruecos; aproximadamente 50.000 millones de toneladas métricas, más de la mitad de las reservas totales del planeta (que ascienden a 72.000 millones de toneladas).
El mercado de fosfato está dominado actualmente por las exportaciones de China, Marruecos y Estados Unidos. Según InvestingNews.com, China produce alrededor de 85 millones de toneladas métricas por año, con Marruecos con 38 millones y EEUU en tercer lugar con 22 millones. Rusia ocupa el cuarto lugar: produce 14 millones de toneladas métricas de fosfato.
De fertilizantes a vehículos eléctricos
El fosfato ha sido reconocido durante mucho tiempo como un macronutriente útil en los fertilizantes. Sin embargo, cada vez con más frecuencia se utiliza en vehículos eléctricos, en forma de las llamadas baterías LFP (litio-hierro-fosfato), donde se combina con litio y hierro.
Según un informe de Electronics 360, alrededor del 19 % de los vehículos eléctricos del mundo funcionan con baterías de fosfato de hierro y litio. Pionero en China e inicialmente adoptado en Occidente por Tesla, cada vez son más los fabricantes que optan por esta química de batería.
Las baterías LFP tienen una mayor durabilidad y soportan mejor los ciclos de carga y descarga. También son más baratas de producir ya que no dependen del níquel o el cobalto, y son menos propensas al sobrecalentamiento
Por el contrario, tardan más en cargarse a temperaturas más frías y, debido a su peso, son más adecuados para automóviles de acceso a la gama que no se espera que viajen largas distancias o que tengan un alto rendimiento.