Nikola, el fabricante de camiones eléctricos y de pila de combustible que todavía no ha entregado un solo camión, alcanzó el primer día de su presencia en bolsa de Nueva York (en el NASDAQ, para ser exactos) el valor de 26.000 millones de dólares y al segundo día, algo más de 31.000 millones de dólares. Es decir, en la bolsa y a día de hoy ya vale más que Ford.
Para 2020, Nikola sabe que no generará beneficio, pero sí confía en alcanzar una facturación de 1.000 millones de dólares en 2023. En comparación, Ford calcula que esté año tendrá una facturación de 115.000 millones de dólares. Y sin embargo, su valor bursátil es inferior al de Nikola.
El valor en bolsa de una compañía no refleja necesariamente su valor real, en mayor o menor medida. Pero en el caso de algunas empresas de vehículos eléctricos, es particularmente evidente. Así, Nikola es un nuevo ejemplo de “exuberancia irracional”, la expresión acuñada por Alan Greenspan antes de que estallase la burbuja de las “punto com” en los años 90.
Y este no es el único ejemplo. El más reciente y famoso es del Tesla, rival de Nikola en el mercado de los camiones eléctricos.
Tesla es considerada en la actualidad una de las empresas más valiosas en bolsa. A principios de año alcanzó los 150.000 millones de dólares de valor bursátil. Algo que para algunos no refleja la realidad de la empresa. Si bien Tesla empieza a salir de los números rojos, todavía no ha conseguido tener un año completo de beneficios. Pero al menos fabrica y va creciendo. Nikola, por su parte, todavía no ha vendido una sola unidad.
Es más, Nikola todavía no tiene fábrica y planea construir una instalación 112.000 m² al sur de Phoenix y comenzar a fabricar camiones en 2021. Espera alcanzar la producción total de aproximadamente 30.000 camiones con pila de combustible en 2027 y 15.000 vehículos eléctricos el año siguiente.
CNH Industrial (Iveco) también invierte en Nikola
Desde que Trevor Milton fundó Nikola hace cinco años hasta finales del año pasado, la compañía con sede en Phoenix perdió alrededor de 188,5 millones de dólares. En los planes de la compañía está comenzar a entregar su primer camión 100 % eléctrico, el Tre de 400 km de autonomía, en 2021, seguido de dos modelos eléctricos de pila de combustible en 2023.
A finales de 2019, Nikola tenía una reserva de 86 millones de dólares, habiendo logrado algo más de 500 millones de dólares en financiación antes de su salida a bolsa. Uno de los mayores inversores en esa última ronda es CNH Industrial, la marca de vehículos industriales de la familia Agnelli. Aportó 150 millones de dólares. El año pasado ya había contribuido con otros 100 millones de dólares. La aportación de CNH no es desinteresada, obviamente.
Nikola y CNH poseen una joint-venture al 50-50 en Europa que tiene como objetivo comenzar a producir camiones eléctricos en Alemania, con baterías suministradas desde las plantas españolas de Iveco, en el primer semestre de 2021. CNH estará también presente en una empresa norteamericana, pero la cual será filial de Nikola.
Sobre el papel, la cotización de Nikola tiene todos los aspectos de ser totalmente irracional y podría incluso haberse beneficiado de la cotización al alza de Tesla, los inversores verían en Nikola un nuevo pelotazo a lo Tesla. Sin embargo, se corre el riesgo de confundir los valores de las empresas en las bolsas con sus valores reales, con la economía real, al fin y al cabo.
Hace unos días, The Wall Street Journal lo recordaba al ver que el Dow Jones había logrado sus dos mejores semanas de sus 80 años de historia. Y lo hacia en medio de las crisis por pandemia de COVID-19, con medio mundo paralizado. Para este medio, la bolsa está ignorando la economía y eso podría tener consecuencias catastróficas para muchas empresas, pudiendo terminar por afectar a la economía real.
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