Si por algo va a ser recordado el Gran Premio de Mónaco 2014, será sin duda por el momento exacto de la temporada en el que estalló la guerra interna que tarde o temprano tenía que llegar en el seno del equipo dominador de esta temporada, Mercedes.
Aunque ya hayan empezado a airearse trapos sucios de mapas motor agresivos empleados tanto por Hamilton en Montmeló como por Rosberg en Bahrein, hasta la indecisión de Nico Rosberg en la frenada de Mirabeau en el último intento de la Q3 del sábado pasado, el ambiente parecía por lo menos llevadero (de puertas afuera).
Supongo que no voy a poder pasar por alto la maniobra polémica del fin de semana, y que al ir de la mano de la pole de Nico Rosberg, fue altamente decisiva. Es realmente difícil valorar este tipo de maniobras en circuitos como el de Mónaco. Cualquier bache mal cogido puede cambiar por completo el comportamiento normal del monoplaza, y los diversos sustos y accidentes que vimos el pasado fin de semana, así lo confirman (el de Kvyat a la salida del túnel, por ejemplo).
Sí existen muchos elementos que entiendo que alimentan las sospechas. Desde luego, la trazada mucho más interior de Rosberg a la hora de encarar la entrada de Mirabeau da mucho que pensar. Tampoco esos misteriosos golpecitos de dirección mientras prepara la frenada no son de lo más habitual que digamos. Finalmente, que optara por dirigirse a la escapatoria (de las pocas que hay en Mónaco), en lugar de meter el coche en Mirabeau y seguir hasta boxes, tampoco ayuda a pensar bien. Pero en cualquier caso, sin telemetría es prácticamente imposible afirmar con rotundidad que fue intencionado, por lo que habrá que conceder el beneficio de la duda, y pensar que Nico simplemente quiso frenar demasiado tarde en esa curva para asegurar una de las poles más determinantes del año.
Sea como fuere, el enfado de Lewis Hamilton fue monumental, e incluso creo que desmesurado. Su reacción dista mucho de la que esperaba del Hamilton más maduro que estábamos viendo. Sinceramente, el peor rival que puede invitar a la fiesta Lewis es la versión “macarra” del propio Lewis. Si se concentra en pilotar lo más rápido posible y ganar carreras, el título sigue estando en su mano. Si empieza a despistarse con su guerra particular con Rosberg, y por momentos este fin de semana con su propio equipo, puede acabar dejando escapar un título que tiene al alcance. Como en 2007, vamos.
Hamilton no pudo con Rosberg. Ricciardo no pudo con Hamilton
Es cierto que esperábamos mucho de la batalla Hamilton-Rosberg en cuanto se apagaran los semáforos el domingo, pero la realidad fue que Nico Rosberg controló a la perfección el agobio que supone llevar pegado a tu estela a un Hamilton con ganas de machacarte. Además, el posible momento tenso de las paradas en boxes también quedó neutralizado por la salida del Safety Car en la vuelta 25. La batalla quedó emplazada para la pista, y la verdad es que no solo Rosberg se mostró seguro, sino que Hamilton empezó a sufrir problemas de visión en su ojo izquierdo e incluso vio peligrar su segundo puesto ante la amenaza de un Daniel Ricciardo que protagonizó un interesante último tramo de carrera.
A estas alturas del campeonato, ya no sorprende ver al australiano firmando carreras espectaculares, mientras su compañero Vettel acumula un problema tras otro. Se esperaba de Red Bull que incluso pudiera disputarle la victoria a Mercedes en las calles del Principado, y la verdad es que el ritmo mostrado no fue nada malo, aunque insuficiente para doblegar a los Mercedes. Dice mucho del último esfuerzo de Ricciardo que fuera capaz de colocar 5 de esas vueltas entre las 10 más rápidas de toda la carrera. En cualquier caso, pódium merecidísimo para una de las grandes sorpresas del año.
Fernando Alonso y el resto del pelotón
En cuarta posición, y lejos del pódium, entró Fernando Alonso. El Ferrari no andó muy lejos del ritmo del Red Bull de Ricciardo, al menos con las superblandas, y fue notablemente superior al resto de la parrilla. El resultado de esta combinación, fue una carrera casi solitaria de Fernando Alonso, que probablemente hubiera cambiado bastante si en la salida se hubiera podido colocar 3º como hizo Kimi Raikkonen. Al parecer le falló el ERS, pero viendo la salida de Fernando, creo que su principal problema fue que se encontró bloqueado por la mala salida de Ricciardo, sin poder escapar hacia su izquierda donde Raikkonen ya estaba metiendo su coche.
Las estrategias en Mónaco quedaron completamente anuladas con la segunda salida del Safety Car en la vuelta 25. Todos aprovecharon para hacer su parada en ese momento. Destaca especialmente la estrategia escogida (forzado por haber empezado con blandos) por Hulkenberg. Optó por hacer un stint de 50 vueltas con los superblandos, y conservó pese a ello la 5ª plaza aguantando la presión de Button. Force India vuelve a demostrar que su trato a los neumáticos es excelente.
También tuvo que optar por la misma estrategia que Hulkenberg la sensación de la carrera: Jules Bianchi. Una carrera muy seria y arriesgando cuando tocaba (su adelantamiento en la Rascasse da buena muestra de ello) le dio los primeros puntos de la historia a Marussia. El único que optó por seguir en pista con la salida del Safety Car, Felipe Massa, nos mostró por qué exactamente nadie más hizo lo que él hizo: porque no era en absoluto la mejor opción.
Fue una pena que los dos Toro Rosso tuvieran que abandonar, cuando estaban firmando un buen fin de semana, especialmente Vergne, y no es menos pena ver como Sauber está en caída libre esta temporada. El coche no corre ni a tiros, y los puntos de Marussia no le van a venir nada bien como no logre puntuar este año, que no es descartable.
Nos leemos después de Canadá (circuito Hamilton) por aquí, o durante la espera en mi twitter (smarcusf1).