Otra carrera extraordinaria para la saca, y van ya unas cuantas esta temporada. Por lo menos, muchas más de las que la mayoría pensaba tras el inicio de temporada. ¿Veis como hay que dar tiempo a que las cosas se pongan en su sitio, y dejarse de tonterías varias en busca del espectáculo “perdido”? Que dejen la Fórmula 1 tal y como está, que con esta parrilla de pilotos actual, se bastan y se sobran para regalarnos carreras de lo más bonitas.
La lluvia a poco menos de una hora para que se apagaran los semáforos en la recta del Hungaroring condicionó en buena medida la carrera. El hecho de que todos los pilotos iniciaran el primer stint con los neumáticos intermedios implicaba que ya no iba a ser necesario montar los dos compuestos de neumáticos de seco que Pirelli había traído hasta Budapest, y eso, en una pista en la que la diferencia de rendimiento entre blandos y medios se había mostrado mucho más notable que en los últimos Grandes Premios, era un factor que no podía pasarse por alto.
La influencia del Safety Car
Pero ese diluvio pre-salida no iba a ser el único condicionante serio del devenir de la carrera. El Safety Car de la vuelta 8 debido al accidente de Ericsson acabó de ponerle un poco más de pimienta a una carrera que empezaba a oler muchísimo a victoria cómoda de Nico Rosberg, que ya se había escapado a 10 segundos de su primer perseguidor, Valtteri Bottas.
Supongo que ya es por todos sabido que con los delta time en periodo de Safety Car, no es fundamental el momento en el que uno entre a hacer su pit stop mientras el coche de seguridad esté ya en pista (nada de anticipar su salida como intentó Hamilton en Alemania). Salvo un pequeño detalle, que es lo que le pasó ayer a los 4 primeros, que no pudieron entrar justo cuando salió el coche de seguridad: que te encuentres al Safety nada más cruzar la línea de meta.
Con los delta times, todos los pilotos deben rodar más o menos al mismo tiempo máximo por la pista durante el periodo de coche de seguridad, pero es lógico y apreciable que ese tiempo siempre será más rápido que el tiempo al que rueda el propio Safety Car, pues precisamente por ese motivo se va formando poco a poco una cola con todos los monoplazas tras él. Encontrarse en la misma recta al Safety, privó a los 4 primeros rodar en esos delta times, y en la operación Rosberg perdió por lo menos unos 10 segundos (al entrar a boxes en la vuelta siguiente, ya está enganchado a su estela Bottas).
A partir de ese punto, y con todos los pilotos (salvo los McLaren, que erraron la previsión meteorológica) ya con slicks, la carrera iba a presentar un nuevo reto estratégico: otro Safety Car en la vuelta 23, sólo 10 vueltas después del relanzamiento de la carrera tras el primero. La decisión para este segundo Saftey Car fue casi unánime: no hacer un nuevo pit stop. Salvo para un piloto: Daniel Ricciardo (y los Williams, aunque se autoeliminaron solos con su elección de neumáticos medios en esta parada). El australiano escogió en este punto una estrategia totalmente a contrapié del resto, y al final, no le salió mal del todo.
Nico Rosberg, su mala estrategia y las órdenes de Mercedes
Pero si Ricciardo acierta plenamente con su estrategia, el que no puede decir lo mismo es Nico Rosberg. La estrategia de Rosberg es realmente mala, especialmente, desde mi punto de vista, en la llamada a su segundo pit stop, cinco vueltas después de marcharse el segundo Safety Car. No puedes llamar a tu piloto a boxes solo 5 vueltas después de un Safety, sencillamente porque lo vas a condenar a comerse buena parte del tráfico que ocasiona el reagrupamiento de pilotos del propio periodo de Safety Car. Y eso es lo que Mercedes hizo con Rosberg, perdiendo 10 posiciones con esa entrada, y en última instancia, y no menos importante, su posición virtual en pista con Lewis Hamilton.
Pero, ¿por qué tiene que llamar Mercedes tan pronto a Nico Rosberg a boxes? La respuesta señala al propio Rosberg como principal culpable: porque no es capaz de quitarse de delante a Vergne en pista. Ni más, ni menos. Rosberg tiene vistas directas al difusor del Toro Rosso desde la vuelta 15 hasta la vuelta 32 que entra a pits. Por muy descargado que fuera el Toro Rosso en Hungría, no es de recibo que un piloto de Mercedes que se está jugando el título aguante 16 vueltas a la estela de un Toro Rosso. Sin ir más lejos, una vez Rosberg se mete a boxes, a Hamilton solo le cuesta un par de vueltas adelantar a Vergne. Pero aún es peor la jugada: ¿qué narices hace Vergne delante de Rosberg? ¿es otro daño colateral de la entrad tardía con el primer Safety Car? ¡No! Vergne, como Magnussen, adelantan a Rosberg en pista en la vuelta 15, tras marcharse el primer Safety. En cualquier caso, primeros momentos erráticos de Nico en lo que va de temporada. La tensión por el título crece carrera a carrera.
Del posterior momento “órdenes de equipo” en Mercedes, solo un par de apuntes. El primero, que no me pareció en ningún momento que Rosberg estuviera lo suficientemente cerca como para que el equipo pidiera a Hamilton que se apartara. El segundo, y pese a ser pro-órdenes de equipo, considero que no toca ejecutar este tipo de órdenes cuando tú como equipo no tienes rival para el campeonato de constructores, y tus pilotos están luchando el uno con el otro por el de pilotos. En esa situación, cualquier orden “de equipo” será mucho más perjudicial para uno de tus pilotos que lo beneficiosa que pueda acabar siendo para el equipo en sí. Así que quien quiera ganar el mundial, tendrá que hacerlo en la pista, y sin la ayuda del muro. Al fin y al cabo, ¿no es eso dejar competir libremente a tus pilotos, Mercedes?
Fernando Alonso se sigue superando
En una carrera tan cargada de aspectos a comentar, no quiero olvidarme, por supuesto, del soberbio carrerón de Fernando Alonso. No me extenderé demasiado en listar elogios, porque la prensa internacional ya me avanzó la tarea. Si hay que buscar una clave para entender cómo Fernando Alonso estuvo a 3 vueltas de ganar en Hungría con su Ferrari, podríamos pensar que su segundo stint de 29 vueltas con las blandas tuvo mucho que decir. Pero no perdamos el tiempo. Si hubo una clave para entender la carrera de Alonso el domingo, esa estuvo debajo de los guantes y del casco del piloto asturiano. Sin más. Estas gestas las pueden hacer muy poquitos pilotos, y Alonso es uno de ellos para suerte de todos los que lo admiramos.
Sin más espacio para todo lo que se podría comentar sobre este Gran Premio, acabar con la pincelada (nuevamente) de la tremenda inteligencia y determinación que sigue demostrando Daniel Ricciardo a la hora de luchar cuerpo a cuerpo con sus rivales. Que la carrera se te ponga a tiro puede ser circunstancial, pero acabar rematándola requiere de un plus que a estas alturas, es evidente que Ricciardo tiene. Sigo pensando que es la gran sorpresa del año.
Toca la ya tradicional pausa de verano en la que los equipos cierran sus fábrica y no hacen nada para evolucionar los coches (¡ja!). Nos leemos después de Spa (¡menudo retorno!) por aquí, o durante la espera en mi twitter (@smarcusf1). ¡Buenas vacaciones!