Un hecho que muchos aficionados desconocen es que Marruecos tuvo en su día un gran premio de Fórmula 1. El Gran Premio de Marruecos era un evento que fue creciendo poco a poco a lo largo de los años 50 hasta albergar una carrera no puntuable de Fórmula 1 en 1957 y finalmente el gran evento en 1958, en el que se coronaron un ganador y un campeón pero se perdió una vida.
Cuando el entonces aún primitivo circo de la Fórmula 1 llegó a Ain-Diab, dos pilotos británicos luchaban por el título. Stirling Moss, piloto de Vanwall, y Mike Hawthorn para Ferrari. El segundo lo tenía todo de cara y con ser segundo tenía suficiente para coronarse como campeón del mundo. Moss tenía que ganar y marcar la vuelta rápida, esperando que su rival terminara en tercera posición o peor.
La primera mala noticia para las aspiraciones de Moss fue la fantástica sesión clasificatoria que protagonizó Hawthorn, marcando una pole position que más que práctica era psicológica. Hawthorn podía o no ganar pero si no pasaba nada fuera de lo normal, en el peor de los casos debería ser segundo. Moss, segundo en la parrilla, contaría con el apoyo de Stuart Lewis-Evans, tercero.
El joven y prometedor piloto británico había ido mejorando durante la temporada y sumaba dos podios en la temporada de 1958. Aún así, en carrera no fue un factor a tener en cuenta en la lucha por el título. Quien sí lo fue es Tony Brooks, que luchó con Mike Hawthorn durante buena parte de la carrera por la tercera posición mientras Phil Hill era segundo mientras Moss lideraba tras una salida relámpago.
Un resultado así le habría dado el título a Moss pero era evidente que Ferrari mantenía a Hill delante con la esperanza de robarle la victoria al británico y asegurarse el título. Cuando tras casi tres cuartas partes de carrera se hizo evidente que Hill no podía ni siquiera soñar con atacar a Hawthorn, desde Ferrari le indicaron a través de la pizarra que dejara pasar a su compañero.
Aún así, para que Hill pudiera dejarse, Hawthorn había tenido que dejar atrás a Brooks antes de que este último abandonara por rotura del motor. De esta forma, Ferrari situaba a Hawthorn en segunda posición y aunque Moss acabaría ganando la carrera y marcando la vuelta rápida a pesar de golpear a un piloto doblado durante el primer tercio de carrera, el título sería para Hawthorn por un solo punto.
Desafortunadamente, el motor Vanwall aún daría más problemas a otro de los coches verdes. Si el de Brooks simplemente había dicho basta, el de Lewis-Evans pegó una sacudida tan fuerte que provocó que el piloto perdiera el control de su coche y se estrellara. Lewis-Evans pudo salir del coche pero la tardía atención de los comisarios hizo que falleciera seis días más tarde en Londres por culpa de las quemaduras.
Vanwall perdía a uno de sus pilotos de futuro y este evento llevó también a Tony Vandervell a tomar la decisión de retirarse de la competición a pesar del título de constructores obtenido. La Fórmula 1 pudo haber sido distinta sin este accidente que se llevó indirectamente a Vanwall, como también al Gran Premio de Marruecos, ya que nunca más ha habido una carrera de Fórmula 1 allí.
La carrera vio a Stirling Moss obtener su cuarta victoria del año y su último subcampeonato. En el podio le acompañaron su compatriota y nuevo campeón Mike Hawthorn y el simpático y educado americano Phil Hill. Los BRM de Joakim Bonnier y Harry Schell completaron la zona de puntos, siendo el primer resultado de este tipo para el sueco.