Última carrera de la temporada y mientras que otros equipos ya hace tiempo que comenzaron a sufrir el castigo de un reglamento restrictivo con la fiabilidad de las unidades de potencia, es Ferrari la que está viendo en Abu Dabi como la mecánica está dando el que es su último suspiro. Fernando Alonso, que está afrontando aquí su última carrera con la Scuderia, se está encontrando con una pesadilla en forma de F14 T sin fuerza.
Tras haber realizado muy pocos kilómetros durante los entrenamientos libres (tenía que recortar su participación en la tercera sesión para cambiar el motor), Alonso ha reconocido que es una incógnita el comportamiento que tendrá mañana el monoplaza con el tanque lleno y tal y como hemos podido ver en estos dos últimos días, el Ferrari con neumáticos viejos es absolutamente incontrolable. Problemas que obviamente vienen provocados por la mala tracción del F14 T, su mal endémico durante todo el año y de un motor que no tiene unos reglajes adecuados tras el apresurado cambio.
Como resultado, mañana saldrá décimo en parrilla, superado por un Kimi Räikkönen que también espera que el monoplaza de 2015 le devuelva algo de vitalidad al talento nórdico. La carrera promete ser larga, con un coche que no tiene una excelente velocidad punta y que además está rozando el límite de su vida útil. El broche final para cinco años en Ferrari que promete ser (salvo sorpresa) tan gris en resultados como esta etapa de la carrera deportiva del asturiano. A buen seguro tratará de compensarlo a base de pilotaje.
