Fue hace solo diez años cuando Alemania era la dominadora indiscutible de la Fórmula 1. Durante el primer lustro de la pasada década el país teutón copaba la parrilla del gran circo con nombres gloriosos como Michael Schumacher, Sebastian Vettel o Nico Rosberg, acompañados de secundarios de lujo como Nico Hülkenberg, Adrian Sutil o Timo Glock.
Si echamos un vistazo al palmarés histórico de la Fórmula 1 el resultado es claro: Alemania es un coloso. Solo Reino Unido ha ganado más mundiales que ellos, y eso que Alemania no se puso la primera de sus doce coronas sobre la cabeza hasta 1994. Los alemanes dominaron durante más de dos décadas la Fórmula 1, pero ahora están dando un extraño paso atrás.
Con la retirada de Vettel y el bluf de Mick Schumacher, Alemania está casi sin pilotos
En la temporada 2011 de Fórmula 1 hubo seis pilotos alemanes en la parrilla de la Fórmula 1, y cinco de ellos acabaron en el top 11, incluso el campeón del mundo, Sebastian Vettel. Alemania tenía dos circuitos, Nürburgring y Hockenheim, que se alternaban la organización de la carrera local después de incluso haberla coincidido en el calendario unos años.
Seamos sinceros, Alemania es motorsport. Sin pensar mucho, nombres como Schumacher, Vettel, Rosberg, Röhrl, Lotterer, Mercedes, Audi, BMW, Porsche, Volkswagen, Nürburgring, Hockenheim o DTM se nos vienen rápidamente a la cabeza sin pensar demasiado. Pero, por alguna razón, la llama del automovilismo se está apagando en Alemania.
Los primeros síntomas se empezaron a ver al inicio de la era híbrida. Con una marca alemana como Mercedes dominando la Fórmula 1, y dos pilotos alemanes como Nico Rosberg y Sebastian Vettel, con Ferrari, peleando por el título en aquellos años, las audiencias se desplomaron. Y fue un torpedo en la línea de flotación de la Fórmula 1.
El primero en darse cuenta fue Nürburgring, que renunció a su carrera ni siquiera organizándola una vez cada dos años. Hockenheim aguantó hasta 2019, y Nürburgring volvió en 2020 para salvar aquel calendario insostenible del año de pandemia. Pero ya van tres temporadas, incluyendo 2023, sin carrera alemana. Y sin previsiones de regreso.
Con los pilotos el declive ha sido brutal. La retirada de Vettel a finales de este 2022 casi marca el adiós alemán a la Fórmula 1, ya que la promesa de futuro, Mick Schumacher, ha defraudado y no ha durado más de dos años en la Fórmula 1. Suerte para Alemania que el elegido por Haas para sustituirle ha sido Hülkenberg, un viejo roquero teutón.
Esa es toda la representación que le queda a Alemania en la parrilla de la Fórmula 1. Nico Hülkenberg, un piloto de 35 años que en 181 carreras nunca ha logrado ni siquiera un podio y corre en uno de los peores equipos. Un desastre para un país que una década atrás ganaba mundiales y tenía a un tercio de los pilotos.
La F4 alemana ha desaparecido y el DTM agoniza
Y es que el problema va más allá de la Fórmula 1, y está empezando a afectar a las bases. Hace unas semanas se confirmó que la F4 alemana desaparecía por completo, y a cambio se montaría un equipo con dos jóvenes alemanes que corriese en el campeonato local francés. Pareciera que Alemania está tirando la toalla.
El DTM, el antaño glorioso campeonato de turismos alemanes que tanto lustre le dio al automovilismo del país, está agonizando. ITR, su organizador, se ha rendido y ha prescindido de sus derechos. La única esperanza es que el ADAC sea capaz de reanimarlo, pero tendrá que hacerlo sin Ferrari y Red Bull, que ya han anunciado su marcha.
El Grupo VAG, lo más activo en el automovilismo alemán
El único rayo de esperanza parece ser el Grupo VAG, que tras décadas de rumores sobre su entrada en la Fórmula 1 ya ha confirmado que competirá con Audi a partir de 2026, y quizá también tenga planes para Porsche. De hecho, estos últimos estuvieron muy cerca de ser motoristas de Red Bull para ese mismo 2026.
En la resistencia también han confirmado proyectos en Le Mans con Porsche, mientras que ahora mismo se encuentran disputando el Dakar con un Audi eléctrico. Una brizna de esperanza para el automovilismo germano.