Así son las mejores carreteras europeas para disfrutar conduciendo
El veterano piloto y periodista de Motor Steve Sutcliffe se ha dedicado a recorrer para Ford y BP/Castrol las mejores carreteras de Europa, según el trabajo de un equipo de ingenieros de Ford Performance que se pasó todo un año acumulando kilómetros en el odómetro, estudiando curvas y rincones, hasta dar con esta selección de rutas pensadas para hacer manos y pies.
El resultado se presenta ahora en forma de vídeo, con las seis mejores rutas de toda Europa. Dos de ellas se encuentran en España, y los otros países que podemos visitar a golpe de clic son Rumanía, Reino Unido, Alemania y Francia.
Como sucede con cualquier lista, seguramente esta no va a contentar a todos aquellos que la vean, así que Sutcliffe explica de forma preventiva algunos de los criterios que se han empleado para llegar hasta estas rutas:
“Es alucinante el listado de carreteras que se han quedado fuera de la lista, pero es que no estábamos buscando solo curvas sinuosas para tener contentos a los fanáticos del motor. Hemos puntuado cada ruta en categorías como emoción, calidad de la superficie de la carretera, accesibilidad, hospitalidad, paisajes y comida y bebida.”
Los quemados del volante tampoco van a echar en falta un clásico como la autopista Transfăgărășan de Rumanía, por ejemplo. Sin embargo, esta selección nos va a permitir descubrir también algunos puntos que quizá no conocías. Por ejemplo, la carretera C-462, que la tenemos en tierras ilerdenses y que vista en vídeo promete muchísimo, por sus diferentes etapas concentradas en poco más de 91 kilómetros de locura.
Dice Sutcliffe algo que seguramente está en la mente de muchos:
"En cierto modo, nos gustaría guardarnos esas carreteras para nosotros, pero cuando son buenas, hay que compartirlas”.
Pues nada, a eso vamos. Los vídeos están narrados en inglés, con subtítulos disponibles en un montón de idiomas. Como estas rutas las han pagado entre Ford y BP/Castrol, los coches que vamos a ver en acción son el Focus RS, el Mustang 5.0 V8 GT, el Mustang 2.3 EcoBoost, el Focus ST, el Focus ST TDCi y el Fiesta ST. En principio, cada modelo es el más adecuado para cada carretera, según explican en Ford Performance.
1. Rumanía y la gran ruta de huida por Transfăgărășan (que es tan chunga como se intuye por su nombre)
La Transfăgărășan es la segunda carretera pavimentada más alta de Rumania. Fue construida entre 1970 y 1974 a instancias de Nicolae Ceauşescu como ruta militar estratégica, para organizar una posible huida si la Unión Soviética repetía una invasión similar a la sufrida por Checoslovaquia en 1968.
Sus 90 kilómetros de curvas recorren el sur de los Cárpatos, entre los dos picos más altos del país: el Moldoveanu y el Negoiu. Pasa por el castillo de Poienari, residencia original de Vlad III Drăculea, y de hecho conecta las regiones de Transilvania y Wallachia, y las ciudades de Sibiu y Piteşti.
2. Reino Unido, North Yorkshire, Blakey Ridge (disfrutando de la soledad y el abandono)
Blakey Ridge emerge con sus 400 msn sobre los páramos de North Yorkshire. El cerro es una amplia meseta en la que sólo existen dos edificios: uno es un pub que da alojamiento y el otro es un restaurante. Eso sí: acampar está permitido en la cima de esta bella zona que antaño fue minera y que hoy vive prácticamente de la agricultura.
La ruta propuesta sigue en parte el trazado de una antigua línea de ferrocarril de uso minero, y atraviesa de sur a norte el Parque Nacional North York Moors, partiendo del otrora centro neurálgico Hutton Le-Hole, dejando atrás Blakey Ridge, hasta llegar a Danby. Y si de camino pasamos por el circuito de Croft, como hace Steve Sutcliffe en el vídeo, pues ya... jugada redonda.
3. España, Cataluña, C-462 (donde se encuentra el proyecto hidroeléctrico menos útil de este país)
El embalse de la Llosa del Cavall queda a un paso de Sant Llorenç de Morunys. En ese espacio de 80 hm³ se practican deportes náuticos y otras actividades de ocio, pero la Llosa del Cavall es célebre además porque nunca ha visto aprovechada la capacidad de producción eléctrica para la que fue proyectado.
Cuentan en Ford que se trata de una carretera que no va a ninguna parte, pero no es cierto. La ruta conecta Solsona y la Seu d'Urgell por una vía que se encuentra tan bien conservada como poco transitada, por lo general. Un caramelo para cualquier amante de los buenos trazados.
4. Francia, los Alpes, D526 & D926 (si viéndolo en el Tour de Francia se te hace duro, pruébalo en coche)
Cuando el Tour de Francia atraviesa los Alpes, camino de Huez, la competición ciclista pone a prueba la resistencia de los mejores deportistas. Algo así sucede cuando seguimos las carreteras departamentales que unen Rochetaillée con Saint-Jean-de-Maurienne, ahí donde Isère y Saboya se encuentran.
De los pueblecitos tranquilos que coronan el Parque Nacional de Écrins hacia las montañas y los paisajes más salvajes, en el buen sentido de la expresión. Una ruta de gran altura cuyo trazado esconde requiebros que vale la pena degustar con pasión, pasando por el Lago de Grand Maison, hasta descender hasta el Valle de la Maurienne. Todo un festival paisajístico.
5. Alemania, Selva Negra, B500 (allí donde la Naturaleza y el asfalto se funden, pese al mal tiempo)
La Selva Negra es una amplia extensión forestal de Baden-Württemberg. En sus proximidades las carreteras configuran una malla de comunicaciones locales que es el sueño de cualquier conductor al que le guste divertirse trazando recorridos a cuál más complejo.
En la ruta planteada en esta ocasión, de Baden-Baden a Kniebis, la carretera no defrauda. Ascensos y descensos que alternan curvas a cuál más retorcida son la base de un trazado tan exigente como la climatología de la zona, conocida porque cuando no llueve nieva, y cuando no, hace mal tiempo.
6. España, Baleares, MA-10 (resistiendo al invasor)
Este último recorrido nos lleva hasta la Mallorca del siglo XIII. De Pollença a Sóller, por la carretera vieja, la MA-10, la de la sierra, la que pasa por el Puig Major. La que conecta la zona norte de la mayor isla del archipiélago balear. Allí, Pollença fue fundada a 6 km de la costa para evitar el ataque de los piratas. Y cerca de Escorca, el Santuario de Santa Maria de Lluc lleva desde aquella misma época escondiéndose entre las montañas de posibles ataques foráneos.
En consecuencia, no esperemos un trazado cómodo y suave en este paseo por el norte de Mallorca, sino todo lo contrario. Una ruta hecha con dientes de sierra y un marcado sentido práctico, que sirvió durante siglos como nexo de comunicación y que ahora sirve como punto de escapada para quienes llegan a la isla con el ánimo de conquistarla... aunque sea sólo durante las vacaciones.
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