Poco a poco, el hidrógeno comienza a "carburar" en nuestra movilidad gracias a la evolución, cada vez más perfeccionada, de la pila de combustible. En el sector del taxi, encontramos varios ejemplos de introducción útil de una tecnología cada vez más madura.
Y es que el coche a hidrógeno va superando etapas para aportar su electrón al reto de una movilidad descarbonizada y libre de emisiones contaminantes. Los beneficios de la pila de combustible se extienden, además, a diversos medios de desplazamiento, aviación o transporte marítimo incluidos.
Fabricantes como Toyota llevan años investigando y aportando sus propias soluciones. A través de la experiencia ganada, han conseguido hitos materializados en modelos como el Toyota Mirai. Su segunda generación demuestra la viabilidad de los vehículos con pila de combustible de hidrógeno.
Por citar algunos de las metas superadas, el coche con pila de combustible de Toyota ha conseguido recortar costes reduciendo considerablemente la utilización de metales preciosos como el platino y ha elevado la densidad energética de la pila (5,4 kW/l). Esto último, a su vez, ha terminado por elevar la autonomía hasta los 650 kilómetros, apoyada también en la consolidación de los depósitos a 700 bares de presión.
Todo ello ha incrementado el grado de madurez tecnológica de la pila de combustible. El fabricante nipón, además, participa en decenas de proyectos relacionados con la movilidad y está sentando las bases del futuro del hidrógeno.
Taxi a hidrógeno: basado en historias reales
La historia de la relación entre taxis y la pila de combustible a hidrógeno es más antigua de lo que podría parecer. Los primeros casos datan de más de una década. Como no podría ser de otro modo, los vimos en Japón.
Por entonces, los fabricantes que apostaban por esta tecnología querían ir más allá del laboratorio y de la presentación de prototipos prometedores. Buscaban dar rienda suelta a sus modelos en condiciones de conducción reales.
Japón, isla energética
Así, en 2011, Toyota probó a dar una oportunidad al taxi a hidrógeno para su uso experimental en el aeropuerto de Narita, en Tokio. En aquel momento, el fabricante ya había empezado los tests con su autobús a hidrógeno en la misma localización.
El modelo elegido fue el Toyota FCHV-adv (Toyota Fuel Cell Hybrid Vehicle-Advanced). El fabricante había ido perfeccionando la pila desde 1997 sobre la base del chasis del Toyota Highlander y pretendía recolectar datos sobre su eficiencia, durabilidad y consumos reales. El resultado, tras cinco concepts a hidrógeno, resultaba prometedor, pues conseguía una autonomía superior al almacenar el hidrógeno a 700 bares.
Este experimento, en el que se involucró al abuelo del Toyota Mirai, fue sucedido por otros tantos en Japón. No en vano, las autoridades locales apostaron desde el inicio de la anterior década por invertir (fondos públicos incluidos) tanto en la evolución de los vehículos como en la infraestructura de suministro y repostaje.
Hype, la primera compañía de taxis a hidrógeno
Unos años después, en Francia y con motivo de la COP21 que propició los Acuerdos de París, veía la luz la primera compañía de taxis con vehículos a hidrógeno, Hype. Ya no se trataba de un intento experimental, sino de una iniciativa férrea con el objetivo de beneficiarse de la movilidad a hidrógeno.
Toyota, junto a Air Liquide e Idex en el papel de suministradores energéticos, apoyaron el proyecto como socios protagonistas. El Toyota Mirai contribuyó al taxi a hidrógeno parisino. Con el paso del tiempo, la flota a hidrógeno de Hype ha seguido creciendo. En 2018, Toyota aportó 25 unidades del Toyota Mirai, que se sumaron a la plataforma de movilidad.
Copenhague, capital europea verde
Ya en la presente década, otra capital europea, Copenhague, ha seguido unos pasos similares a los de París. Los daneses alardean de su capital por haber elevado sus estándares de sostenibilidad hasta la primera posición mundial.
Resulta curioso, pues no se trata de uno de los países pioneros en lo que a movilidad eléctrica se refiere. Las autoridades llevan unos años queriendo remediar este hecho, y la introducción de taxis a hidrógeno forma parte de ese plan.
El objetivo de Copenhague con el taxi es que, llegados a 2030, la flota al completo del sector sea cero emisiones. Así, en 2021 inició su embestida verde con el estreno de 100 unidades del Toyota Mirai que pasaron a disposición de la compañía de servicios de movilidad DRIVR.
Lo cierto es que Dinamarca últimamente está dedicando un gran esfuerzo por virar su economía hacia el hidrógeno. Con motivo de la iniciativa de DRIVR con el taxi a hidrógeno, el máximo responsable de la compañía suministradora del proyecto, Tejs Laustsen Jensen, entendía que la relación del hidrógeno con el taxi permitiría el despegue de las hidrogeneras:
"Los nuevos taxis nos ayudarán a crear las estaciones de servicios necesarias para el despegue del hidrógeno"
Ponía también especial énfasis en las fortalezas de Dinamarca y sus socios comerciales para la producción de hidrógeno verde.
Siguiente parada: Madrid apuesta por el Toyota Mirai
La Federación Profesional del Taxi de Madrid (FPTM) impulsaba el año pasado quizá el mayor proyecto con el hidrógeno en España. Empezará su singladura en Madrid. La meta marcada es la de sustituir desde 2022 a 2026 hasta 1.000 taxis por modelos impulsados a hidrógeno.
Para ello, se van a invertir más de 100 millones y participarán diversos socios, entre los que volvemos a encontrar a Toyota. Según el ente que representa a los taxistas, el presupuesto prevé el suministro de hidrógeno verde con la construcción de "un electrolizador de al menos 10 MW alimentado por una planta solar fotovoltaica de 20 MW, ambos proyectos ubicados en la Comunidad de Madrid y escalables con el incremento progresivo de la demanda".
La iniciativa está en marcha y recientemente el Ayuntamiento de la capital dio luz verde de forma oficial para que el Toyota Mirai sea el primer taxi a hidrógeno de la ciudad. El trámite final ha recogido los criterios que se han de aplicar al Toyota Mirai.
Ventajas clave de la pila de combustible para el taxi
Como se ha podido comprobar, los apoyos entre los fabricantes con propuestas de pila de combustible de hidrógeno y el sector del taxi son recíprocos. La proliferación de flotas a hidrógeno potenciará la infraestructura de suministro y repostaje, con los costes que ello implica.
Como estamos constatando a través de las tecnologías emergentes de la movilidad sostenible, ese estímulo inicial es clave para encontrar la viabilidad comercial de las energías limpias.
En lo que al taxi respecta, el coche a hidrógeno constituye una solución madura, pues no acarrea los impedimentos y obstáculos de otros tipos de movilidad, como el coche 100 % eléctrico. La autonomía de partida del coche a hidrógeno es superior y, además, su tiempo de repostaje se asemeja más al de los modelos térmicos.
La naturaleza de los vehículos movidos por pila de combustible también favorece la eficiencia y el ahorro, así como el confort y el dinamismo en la conducción. En otras urbes, como en la coreana Seúl, podemos encontrar este tipo de testimonios de taxistas que se han pasado al hidrógeno:
"Los taxistas en Seúl hacemos entre 250 y 350 kilómetros al día [...]. El trabajo es extenuante y la mayoría de los taxistas sufren jaqueca al dejar el coche. Pero ese no es el caso de los que conducimos coches a hidrógeno [...]. Hay muchas menos vibraciones y ruidos. En mi experiencia, el nivel de fatiga es un 50 % menor"
Casi todos los ejemplos de taxis a hidrógeno que hemos revisado coinciden en una cosa: el Toyota Mirai. La segunda generación del modelo resulta más que ideal para este tipo de servicio por motivos que van más allá de su motorización.
Su concepción como berlina de lujo, sumado a un tallaje vigoroso con casi cinco metros de longitud, lo hacen ideal. Esa imagen de elegancia contrasta con el portento eléctrico de su entrega, tan estable como silenciosa.
Todos estos puntos hacen pensar que la relación entre el coche de hidrógeno y el taxi no ha hecho más que comenzar. El combustible del futuro ayudará al sector a seguir desempeñando un papel crucial como actor icónico de la movilidad urbana.