La imagen de los coches en las que carecían de retrovisores estaban reservadas poco menos que a prototipos para ser mostrados en salones. Sin embargo, tal y como está avanzando la tecnología actual en el automóvil el fin de estos elementos tan comunes hoy en día puede estar cerca.
El origen del retrovisor data de 1911, precisamente de las 500 Millas de Indianápolis, que tanto están de moda ahora que participa Fernando Alonso. El precursor de este elemento fue el piloto americano Ray Harroun, quien tuvo la genial idea de poner unos espejos para vigilar a sus contrincantes. 106 años después aún seguimos estando acostumbrados a mirar a través de estos retrovisores. ¿Será por mucho tiempo?
Japón, primer país que permite eliminarlos
Los espejos retrovisores son unos elementos clave en la seguridad de todo vehículo, ya que son una extensión de nuestra visión, puesto que nos permite contar con una visibilidad clara hacia atrás y hacia los lados del vehículo. Aunque al mismo tiempo, también suponen un “lastre” tanto para la aerodinámica del coche como para los diseñadores, que se ven limitados.
Afortunadamente la tecnología va ganando enteros y los avances por los que camina la industria automovilística apuntan a que su fin se encuentra más cerca o al menos, que podrán ser reemplazados por cámaras y sensores, que se encargarán de incrementar las prestaciones de los retrovisores convencionales, eliminando entre otras cosas los famosos “ángulos muertos”.
De momento, Japón ha sido el primer país en dar luz verde a la sustitución de los tradicionales retrovisores, que hasta ahora conocemos, por cámaras que captan la imagen exterior para proyectarla en una pantalla interior donde mira al conductor.
En 2023, un 29% de los vehículos nuevos que se comercializan en Japón llevarán cámaras en lugar de retrovisores, según Ichikoh Industries
Una medida con la que quiere ayudar a las compañías tecnológicas locales para que se pongan a trabajar en el desarrollo de estos dispositivos y que les permita situarse a la cabeza de la industria en este sentido.
Concretamente ha sido el fabricante japonés Ichikoh Industries —en cuyo accionariado está Toyota—, quien ha dado el paso más grande al incorporar el pasado año cámaras en algún que otro coche. Incluso la compañía se atreve a vaticinar que para 2023, un 29 % de los vehículos nuevos que se comercialicen en Japón estarán dotados de este sistema.
Imágenes en tiempo real
Con la actual tecnología se pueden enviar en tiempo real las imágenes procedentes de las cámaras a las pantallas, estratégicamente dispuestas, para que el conductor le sea mucho más cómodo consultarla.
Aunque esta modernización no se ha quedado en el país asiático sino que ha cruzado el Atlántico para acabar en el Viejo Continente, donde ya se trabaja en el uso de cámaras con retrovisores sea aprobado por la legislación europea.
El dispositivo Plano 3D, desarrollado por el CESIC en España, reemplaza los retrovisores por unas cámaras, cuya información la muestra dentro del habitáculo
En España tampoco nos quedamos rezagados, ya que un consorcio liderado por el CISC (Centro Superior de Investigaciones Científicas) y financiado por el Ministerio de Economía y por los Fondos FEDER de la Unión Europea creó en 2015 el dispositivo Pleno 3D. Básicamente, se trata de una cámara, que cumple la función de espejo y de una pequeña pantalla, situada en el habitáculo, encargada de mostrar lo que capta en directo la lente.
Llegado el momento en el que las cámaras remplacen a los retrovisores quedaría por ver qué ventajas llevaría consigo, más allá de la puramente estética.
Ventajas de carecer de retrovisores
Menor consumo: el hecho de eliminar los retrovisores del pilar A optimizaría la aerodinámica, ya que la presencia de los mismos ejercen una fuerza al viento considerable. De esta manera, el diseño es más fluido y aerodinámico ayudando al motor a consumir menos, dado que la ausencia de los mismos ejerce una menor resistencia al aire.
En la situación actual en la que se persigue fabricar coches que consuman y contaminen menos, todo aporte a mejorar la eficiencia es recibido con los brazos abiertos.
Ausencia de ángulo muerto: los espejos retrovisores tal y como los conocemos hoy en día cuentan con un campo visual limitado, por eso existe el ángulo muerto o punto ciego del retrovisor, es decir, esa zona que se escapa al espejo y que no vemos. La tecnología existente ha ido buscando soluciones como los espejos curvados gran angular o los sistemas electrónicos de detección y alertas de vehículos en el ángulo muerto.
Con la introducción de las cámaras se eliminaría los tan temidos ángulos muertos que tantos accidentes provocan, puesto que su funcionamiento no guarda relación alguna entre el conductor y la pantalla. Además, el ángulo de visión de la cámara se puede configurar de fábrica, sin necesidad de ajustarse a la posición del asiento o a la altura del conductor. Tan solo requiere ver bien la pantalla.
Y eso no es todo, pues ofrecen un campo visual más amplio, que cubriría hasta el último rincón del vehículo.
Menor rumorosidad: los fabricantes han invertido enormes cantidades de dinero en realizar espejos cada vez más silenciosos reduciendo su área y añadiendo elementos que eliminen las turbulencias. Llegado el momento de sustituirlos por cámaras reduciríamos las turbulencias fruto del aire al chocar contra los mismos y con ello el ruido generado por los mismas, ya que su tamaño es mucho menor.
Mejor visibilidad nocturna: a diferencia del espejo retrovisor la cámara de vídeo muestra una imagen tal cual la veríamos directamente. Es más, hay cámaras de alta sensibilidad que incluso son capaces de mostrar imágenes en ambientes de poca luz, aportando una imagen mucho más luminosa y clara que la que podrían ver directamente nuestros ojos.
Mejor percepción de las distancias: la utilización de cámaras de vídeo plenópticas, es decir, aquellas que sólo se necesita una cámara para tener una imagen tridimensional, que permite percibir muy bien con total nitidez la profundidad del campo y las distancias. Para ello se sirven de varias microlentes juntas, que son capaces de captar simultáneamente un grupo de imágenes desde diferentes ángulos y posiciones.
El ejemplo más claro de esta tecnología lo podemos encontrar en prototipos como el Toyota FCV PLUS, un vehículo de pila de combustible que solo emite vapor de agua y que elimina los espejos, los cuales son sustituidos por un gran “Head up Display”, que transmite toda la información a través de la luna delantera.