El regreso del Toyota Corolla a Europa supone, como ya sabéis, la desaparición del Auris en todas sus versiones. El Corolla llega pisando fuerte con tres carrocerías y un talante mucho más ‘guerrero’ que el modelo saliente. Además, lo hace con la hibridación como bandera y única opción disponible, una decisión que está respaldada por unas ventas a nivel mundial muy elevadas. Y parece que Toyota lo tiene sobradamente estudiado, pues desde que pudimos probar el Corolla Sedan, no hemos parado de ver unidades del nuevo compacto japonés por la calle. Cabe la posibilidad de estar algo influenciados y que estuviéramos más atentos, pero después de pasar un fin de semana con el nuevo Corolla cinco puertas, vemos todavía más unidades.
La nueva generación del Toyota Corolla es un coche global, es decir, se vende en todo el mundo sin apenas cambios, que se centran básicamente en cumplir con las diferentes normativas y en cubrir los muy distintos gustos de cada región del planeta. No es un objetivo sencillo, pero parece ser que han dado en el clavo. Durante los días que estuvimos conduciendo el nuevo Corolla no pasamos desapercibidos. No es tan llamativo como en el caso del sedán, que hacía fijar todos los ojos de la calle, pero no por ello con menos peso. Fueron varios amigos, aficionados a los coches y siempre críticos con la marca, quienes alabaron el diseño de este compacto y la sensación general dentro del coche.
Evidentemente, aprovechamos la situación y los invitamos a acompañarnos en una escapadita. Aunque se mantienen ‘en sus trece’ y siguen siendo algo críticos con la marca, su imagen de Toyota no es la misma que antes. Y justo es este el efecto que buscan desde Japón, cambiar la imagen que se tiene de la marca sin que por ello se pierda por el camino todo el trabajo realizado hasta ahora. Es decir, Toyota fabrica coches híbridos autorrecargables, que ofrecen bajos consumos, mucha tecnología y fiabilidad, pero ahora también tiene cierto talante deportivo y diseños más atractivos. Todo esto acompañado de la etiqueta ECO de la Dirección General de Tráfico.
Se nota mucho más ágil que el sedán y que el Auris
Con la nueva generación del Corolla, Toyota ha querido crear un modelo más dinámico y con el placer de conducir como uno de los principales pilares. Una vez en marcha ese empeño se nota, ya que la sensación general es la de conducir un coche mucho más ágil que el Auris y más ágil que el Corolla Sedan. La versión que nos prestó la marca montaba el motor híbrido de 122 CV (Toyota Corolla 125H), el mismo que usan el Prius, el C-HR y el sedán. También comparte plataforma con el Prius y el C-HR, aunque ninguno podría seguir al nuevo Corolla en una carretera de montaña a poco que se aumente el ritmo.
Según Yasushi Ueda, ingeniero jefe del nuevo Corolla: “la respuesta de la dirección se ha desarrollado aún más para ofrecer una mayor sensibilidad, y la suspensión trasera cuenta con unos amortiguadores de nuevo desarrollo, con una nueva tecnología de fricción que consigue un equilibrio aún mejor entre los altos niveles de confort de marcha y el sobresaliente tacto de conducción”.
Declaraciones que se traducen a la realidad. La dirección es sensible, permite trazar virages con mínimos movimientos del volante, aunque no requiere ningún tipo de adaptación, como sí ocurre con otras direcciones ‘súper directas’. Es muy agradable y cómoda, poniendo su granito de arena en la agilidad general del conjunto. Una dirección que está acompañada por un buen tarado de suspensión, que ofrece la posibilidad de ir a buen ritmo con una sensación de control máxima. Nos dio la impresión de ser un poco seca en compresiones rápidas, pero tras más de 700 kilómetros no le hemos encontrado mayores pegas y pocos conductores llegarán a notar esa sequedad.
Eficiente y silencioso, pero divertido
Mientras nos acomodábamos a los mandos del nuevo Corolla, en la sede de Toyota España, nos llegó una noticia que nos facilitó enormemente el objetivo del fin de semana. O al menos, uno de ellos. La noticia decía que los Toyota híbridos son capaces de circular el 80% del tiempo con el motor eléctrico. Nosotros hemos podido conducir muchos híbridos de Toyota y sin llegar a ser unos expertos en el tema, si podemos afirmar que en poblado es un porcentaje alcanzable sin muchos esfuerzos. Pero, ¿y en el resto de situaciones?
Con esta idea en mente, planeamos los siguiente días. El sábado por la tarde salimos a rodar en solitario. Hicimos de todo: poblado, puerto de montaña y autopista. El resultado fueron 5,8 litros en modo ECO y 6,2 litros en modo Sport y pudimos comprobar que el motor eléctrico funciona siempre, mientras que la batería no se agota nunca. Aumentando el ritmo el consumo roza los siete litros en Sport, pero hay que llevar el pedal a fondo en cuanto aparezcan rectas para ver esa cifra en el ordenador de a bordo. Durante todos estos trayectos nos dimos cuenta de que la insonorización está más lograda que en el Auris y, aunque el motor se siga escuchando, no supone ni la mitad que antes. Sólo se aprecia claramente por encima de las 3.500 rpm. También apreciamos que resulta divertido de conducir, alcanzado un ritmo bastante elevado con facilidad.
El domingo por la mañana cargamos el coche a tope y nos fuimos a Maqueda, Toledo. Fuimos cinco personas por autopista y a un ritmo ‘alegre’. De nuevo, el grupo eléctrico del motor híbrido funcionó en todo momento, incluso a velocidades elevadas y en aceleraciones muy fuerte. La media al llegar a Maqueda fueron de 6,8 litros. Circulando por allí, con calles estrechas y frenadas continuas, el consumo bajó a los 4,5 litros. Podría haber sido menor, pero no es un pueblo precisamente llano. El sonido del motor no fue problema, aunque si había ruido aerodinámico. La estabilidad a alta velocidad es de notable alto.
La sensación general durante todo momento fue muy buena, es un coche que no gasta en exceso aunque fuerces las cosas, el fácil de conducir y muy agradable, pero tal y como condujimos, el motor de gasolina estaba muy presente. El modo ECO, como en otros híbridos de Toyota, da prioridad a la electricidad, pero por carretera abierta y a velocidades elevadas es necesaria la gasolina. Así que decidimos adaptar un poco nuestra forma de actuar al regresar a Madrid; aceleraciones suaves, frenadas aprovechando la autorrecarga y velocidades contenidas. El resultado fue un consumo por poblado de 2,5 litros ‘de ordenador’, todo un récord para nosotros, mientras que en carretera secundaria, con subidas y bajadas, sin exceder el límite legal, fue poco más de 3,8 litros. Rozando los 4,2 litros en alguna ocasión.
Imágenes | Elaboración propia