Parece que Toyota ha encontrado ese botoncito mágico, que abre las puertas hacia el éxito, mientras desarrollaba el C-HR. Entre enero y diciembre de 2017 se vendieron nada menos que 10.838 ejemplares de este llamativo SUV, y no parece que vaya a cambiar la situación ya que el pasado mes de enero fue el segundo modelo más vendido de Toyota, muy cerca de Auris. Cada día se ven más unidades en las calles y tras probar el modelo durante varios días, podemos afirmar que el coche llama la atención. La gente mira, se para y cuchichea.
El Toyota C-HR es una apuesta arriesgada, al menos en España, donde sólo hay una motorización disponible y además, híbrida. A priori, ofrecer únicamente un motor de este tipo puede parecer más un inconveniente que una ventaja, pero no ha sido así. No obstante, no cabe olvidar que el 61% de las venta de la marca japonesa corresponden a modelos híbridos. Toyota dispone de la mayor gama híbrida de todo el mercado y se está granjeando una buena fama con esta tecnología. Además, según la OCU, los modelos de estas características son muy fiables, más que uno convencional.
De todas formas, esto no explica el éxito del Toyota C-HR. Vale que tiene un diseño, que te guste o no, llama mucho la atención. También juega con el concepto SUV Coupé y puedes pedirlo con pintura bitono, que nuestra unidad no llevaba, pero que le sienta muy bien. Sus luces diurnas LED molan y por dentro no es precisamente feo. Pero aún así, algo tiene que haber a parte de todo esto y nos propusimos encontrarlo.
Estética futurista y en completo silencio
No hay que fijarse mucho para darse cuenta de que en Toyota, han apuntado directamente a un público jóven. A todos aquellos que buscan un coche llamativo, tecnológico y a la moda, es decir, un SUV que destaque por encima del resto. Y, en parte, lo han conseguido. Y decimos que en parte porque nunca llueve a gusto de todos y siempre hay quien pone pegas. No obstante, esos que ponían inconvenientes siempre han sido, al menos en nuestro caso, personas de más de 35 años y con hijos.
En el lado contrario nos hemos encontrado con personas por debajo de esa edad, a quienes les ha encantado el C-HR. Destacaron su imagen futurista y el hecho de poderse mover por ciudad en completo silencio. Así, por tanto, podemos decir que los diseñadores de Toyota han dado en el clavo en cuanto a concepto y objetivos. Otro de los puntos que estas personas apreciaron fue la pantalla táctil y el aspecto del interior, a juego con su diseño exterior. Si llegan a escuchar el espectacular equipo JBL que tenía nuestra unidad, tendríamos que pedir comisión a la marca.
Tras haber interrogado a familiares, amigos e incluso algún desconocido que se paró a preguntar, nos pusimos en marcha y como siempre en todo híbrido de Toyota, en completo silencio. Un hecho que potencia todavía más sus aires de coche diferente y provoca que la gente se fije todavía más.
122 CV híbridos procedentes del Prius
El motor que equipa el Toyota C-HR procede del Prius, desde el bloque de gasolina hasta el grupo eléctrico. Por tanto, bajo el capó hay un cuatro cilindros de gasolina, con 1.800 centímetros cúbicos con ciclo Atkinson y está asistido por un propulsor eléctrico. En total, generan, como en el Prius, 122 CV homologando un consumo combinado de 3,8 litros cada 100 kilómetros. Decir, antes de seguir, que no hemos conseguido acercarnos a esa cifra pero pudimos ver en alguna ocasión 4,8 litros en el cuadro de mandos.
Que sea el mismo motor, no quiere decir que sea un Prius con carrocería SUV. De hecho, la impresión es que no da tanta prioridad al motor eléctrico como en el Prius, actuando mucho antes el propulsor de gasolina. No es problema ninguno, pues tenemos a disposición el modo ECO que lo soluciona de un plumazo. Con este modo activado, todo invita a conducir relajado. Es curioso como la configuración influye en quien se pone al volante y lo comprobamos cambiando de conductor un par de veces; siempre pasó lo mismo: con el modo ECO todo es más tranquilo y los consumos, lógicamente, son los más bajos.
Los 122 CV mueven bien los 1.455 kilos que pesa todo el conjunto del Toyota C-HR y se alcanzan velocidades elevadas con relativa facilidad, aunque los consumos se resienten. Pedal a fondo en autopista y con pendiente, el ordenador se quedó clavado en 7,7 litros. Por el contrario, circulando a unos 100/120 km/h sostenidos, el consumo según indicador, no pasó nunca de los 5,3 litros. además, si la batería tiene carga suficiente es posible circular a unos 110 km/h en eléctrico puro. Son, únicamente, 5 km/h más lento que el Prius, con el que logramos 115 km/h sólo con el motor eléctrico.
Donde de verdad se aprovecha su condición de híbrido es en poblado. Aquí, el hecho de circular sin ruido y sin gastar gasolina es una gozada. Volvimos a tener algún que otro susto por ver gente cruzando por donde no debe y sin mirar, pues no oían que se acercaba un coche obligando a frenadas importantes. Viéndole el lado bueno, podemos decir que frena con rotundidad y cuesta hacer saltar el ABS.
Comodidad, facilidad de conducción y muy estable
Tampoco encontramos reproche subiendo puertos de montaña, aunque los 122 caballos tenían que trabajar todos a la vez para mover los casi 1.500 kg de peso. Este coche con 150 CV tiene que ser una pasada porque el chasis está muy por encima del motor. La estabilidad en todo momento es bastante buena y no importa lo mucho que te empeñes en sacarlo del sitio, siempre estará todo bajo control. También es cierto que los sistemas electrónicos está muy bien puestos a punto y sólo notas su presencia por el testigo del cuadro de relojes. Te puedes incluso crecer al volante, hasta que te das cuenta que la electrónica te está salvando de más de un susto tonto.
Puedes entrar pasado en una curva, puedes cerrar la dirección o pisar el freno ligeramente en pleno apoyo, no importa, el coche seguirá su camino como si fuera sobre raíles. O mejor dicho, sobre rodillos, porque calza unos neumáticos en medidas 225/50 R18. Hay mucha pisada sobre el asfalto y eso al final se tiene que notar de alguna manera. Por suerte, tanta goma sobre el suelo no afecta a la comodidad, ofreciendo un buen equilibrio en todos los aspectos. Tampoco hay problema sobre asfalto mojado.
Evidentemente, no podía faltar una escapada por algún camino (ahí están las fotos) donde su comportamiento es el esperado, hasta que intentas emular a los pilotos de rally. La altura al suelo no es suficiente a según qué velocidades y por según qué caminos y sobre hierba no tracciona. Pero el caso, es que nadie en su sano juicio haría cosas así, sólo nosotros, que a veces no pensamos con claridad. Por tanto, el problema brilla por su ausencia.
Entonces, ¿sabemos por qué se vende tan bien
Como conjunto, tras los días pasados con el coche, podemos decir que resulta ser una buena compra. Es rematadamente fácil de conducir, es cómodo, consume lo justo y puedes ser un manazas al volante que el coche ‘te cubre’. Incluso aparca solo y bastante bien (el conductor sólo debe controlar los pedales). A esto hay que añadir el diseño, las opciones de personalización o la tecnología aplicada en el motor híbrido como protagonistas.
La gama del Toyota C-HR comienza en 24.750 euros, mientras que la unidad probada, con un paquete de equipamiento por valor de 2.100 euros que incluía cosas como el sistema de aparcamiento automático o los faros LED (de funcionamiento espectacular, tanto por iluminación como por cambio de cortas a la largas), tiene un precio de 29.000 euros. Resumiendo, nosotros sólo pediríamos una versión más potente, pero por puro vicio. Aunque por lo que ha comunicado la marca, esta podría llegar. Y más pronto que tarde...