Pequeño pero matón, así podríamos definir al más pequeño de la familia Ecoboost de Ford, y que da lo máximo de sus posibilidades en el Formula Ford, donde sustituye a su hermano mayor de 1.6 litros generando una potencia de 205 CV, consiguiendo unas prestaciones de 255,5 km/h de punta y una aceleración de 0 a 100 km/h en menos de 4 segundos.
Y todo esto se consigue con un consumo de carburante mínimo, el Formula Ford tiene un consumo de 2,4 l/100 km a 56 km/h y 5,6 l/100 km a 120 km/h, convirtiéndolo en uno de los vehículos de competición más eficientes del mundo. Para la visita al Infierno Verde, se incluyeron luces, intermitentes y ruedas para poder ser un vehículo matriculable.
Parece increible que un pequeñín de tres cilindros y algo menos de 1.000 centímetros cúbicos pueda desarrollar tales prestaciones, más aún cuando se trata de un motor diseñado para propulsar a las versiones de acceso de modelos superventas como el Ford Focus, C-Max, etc.
Ver como un coche con un molinillo por motor es capaz de codearse con la crème de la crème, (con tiempos parejos a modelos como el Nissan GT-R, Gumpert Apollo Sport, etc.) consigue que uno se replantee los estereotipos que se tienen del mundo de la competición. Con un consumo de utilitario podemos llegar a obtener prestaciones de superdeportivo, ¡sólo necesitamos un chásis en fibra de carbono!
Fuente | Ford
Vía | Technologic Vehicles
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