El año pasado las tres monarquías Premium alemanas registraron récord de ventas, inexplicable en plena crisis de no ser por los países emergentes. Lo alemán sigue gustando y hay importantes distancias con el resto de sus competidores. En 2005 Mercedes-Benz perdió su liderazgo en favor de BMW.
El año pasado, sin contar ni Mini ni Rolls-Royce, BMW vendió 1,66 millones de coches (+8%). En segundo lugar, Audi, con 1,58 millones de unidades (+8%) y finalmente Mercedes-Benz con 1,46 millones (+11%). La marca de las hélices está en una posición cómoda respecto a sus competidores más directos.
Si contamos las marcas auxiliares, Mini tuvo buen año, 305.030 unidades (+6%). Rolls-Royce tuvo su mejor año en 110 años de historia, 3.630 unidades (+2%). Es el cuarto año consecutivo que la marca de superlujo crece. Si contamos el Grupo BMW al completo, son 1,96 millones de unidades y un crecimiento del 6%.
Ahora más de uno podrá explicarse por qué tanta preocupación por vender compactos, SUV y ampliar gamas de producto, porque hay que vender. Vender da beneficios y la cadena se retroalimenta. Estas tres marcas son muy rentables, y van a seguir creciendo a menos que la economía del mundo entero se ponga patas arriba.
Las tres marcas siguen buscando más modelos, más nichos de mercado... hasta poder ofrecer el coche que quieren sus clientes, aunque sean gustos algo extravagantes. Si se hubiesen enrocado en los modelos de toda la vida, habrían perdido el tren. Pasionalmente dolerá, pero hay que entenderlo.
La previsión para 2014, según IHS Automotive, es que BMW alcance 1,77 millones de unidades, Audi 1,66 millones y Mercedes-Benz 1,56 millones. Lo malo de tantos aumentos de ventas, es que sus coches pierden exclusividad poco a poco, algo que pueden aprovechar todos sus competidores.
Vía | Automotive News
