Ayer os contábamos que una unidad del nuevo Audi SQ7 se había dejado ver por las inmediaciones de Nürburgring Nordschleife sin apenas camuflaje para ocultar su aspecto definitivo. Faldones más prominentes, unas llantas específicas de 20 pulgadas o las cuatro salidas de escape le delataban.
Ese coche estaba allí para dos cosas, la primera para dejarse ver y crear expectación. Si no fuese ese un objetivo, le hubiesen puesto algo de camuflaje para esconder esos pequeños detalles. La segunda, para dar unas vueltas al trazado, no para batir un récord porque eso ya no es posible, sino para terminar de poner a punto algunos aspectos antes de que lo presenten, tal vez en el Salón de Frankfurt.
El problema es que durante la sesión de pruebas al Nordschleife, justo a la salida de una de las curvas peraltadas conocidas como Karussell, el coche golpea contra el guardarraíl exterior. El impacto es bastante fuerte, ya que el coche llega incluso a levantarse de delante como puede verse en la imagen.
La propia inercia del coche es la que provoca que el coche se vaya hacia fuera, y a pesar de que el piloto probador mete volante, no consigue salvar el impacto. Por suerte la trayectoria del coche hace que este no se "enganche" contra el guardarraíl, simplemente golpea siguiendo una trayectoria no muy diferente a la que llevaba, lo cual permite que la cosa se haya quedado solo en un susto.