En los coches (y en muchas otras cosas) a partir de cierto importe pagas más la exclusividad que el producto en sí. Si un Aston Martin Vantage se vendiese tanto como un Renault Megane, seguro que costaría, como poco, un 30% menos.
Por este motivo resulta un tanto frustrante descubrir que la llave de tu deportivo no es más que una llave de otra marca ligeramente transformada. Porque una cosa es que lo sepas, y otra cosa es que quieras verlo.
Esta fue la desagradable sorpresa que se encontró el dueño de una empresa de alquiler de coches cuando uno de sus clientes le devolvió el Vantage. Pedir el diseño de una nueva llave sería pedir a los ingenieros que hagan mal su trabajo reinventando la rueda, pero pedir que lo borren de alguna forma no sería exagerado.
Obviamente, no podemos mirar sólo el lado negativo y ser tan despectivos. La conclusión positiva es que los dueños de un Volvo pueden afirmar que llevan la misma llave que un Aston Martin.
