Corría el año 1955 cuando un jovencito británico llamado Stirling Moss tomaba la salida de la que ahora es una de las road races más míticas de la historia del automovilismo. Entonces, el piloto de veinticinco años consiguió un récord que nunca nadie podrá batir: despachó las 992 millas de la carrera en 10 horas, 7 minutos y 48 segundos.
A lomos de un Mercedes-Benz 300 SLR (#722 por la hora a la que empezó su odisea), con motor de ocho cilindros en línea e inyección directa, y una potencia de unos 310 CV para una velocidad máxima de 290 km/h, Moss condujo a una velocidad media cercana a los 160 km/h, con puntas que superaban los 250 km/h. "Una vez bajó la bandera, fui a fondo", comenta el propio piloto, toda una leyenda del automovilismo.
"Era una carrera que me intimidaba. Realmente lo hacía. Sabía lo rápido que tenía que ir y lo poco que conocía por dónde iba", comenta Moss en el vídeo de Petrolicious que os ofrecemos a continuación, donde él mismo nos cuenta cómo fue aquella carrera. Como sabéis, estos días se celebra la Mille Miglia en Italia, así que no hay mejor momento para disfrutar de historias como ésta.
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