Aquí tenemos entre manos una prueba fehaciente del eslogan mítico que rezaba 'la potencia sin control ni sirve de nada'. Jamond Haug estrenaba su Chevrolet Impala mega-preparado en la competición Eat Sleep Street, unas carreras de aceleración que se realizan en lo que parece un pequeño aeródromo en medio del campo.
Pues tanta potencia desarrolla el Impala que Jamond es incapaz de dosificarla. Las ruedas traseras pierden tracción, el coche se pone de lado y termina saliéndose por uno de los laterales de la pista y empezando a segar trigo a una velocidad que ya quisieran las cosechadoras convencionales. El resultado de la carrera es lo menos importante, viendo hacia dónde se dirigía el coche fuera de control.
Por suerte nadie salió herido, pero el susto que debió llevarse el equipo de grabación tuvo que ser de órdago. Eso sí, seguro que el Impala va a tener que pasar por el taller, no sé yo lo bien que le habrá sentado una dosis tan elevada de fibra.