Cuando empecé con las clases de la autoescuela parte de las rutas que seguíamos eran por una zona residencial donde había muchos críos. Yo ya estaba advertido de que detrás de una pelota suele haber un niño inconsciente del peligro, aunque esta falta de sentido de común no fue la que más sufrí.
La mayor falta de sentido común la vi en los progenitores de niños pequeños. Era habitual encontrarse a señoras (y señores) paseando a sus hijos en carricoches, lo cual no tienen nada de malo si se toman las precauciones básicas. Porque hay padres, madres, abuelos y demás parientes que han decidido que la vida de los pequeños no tiene importancia.
Es demasiado frecuente que una persona encargada de un crío empuje el carricoche sin mirar si vienen coches, sin importarle si está en un paso de peatones (donde tienen preferencia pero no inmunidad al choque con una tonelada de metal a 50km/h) o siquiera sobre si pasa una silenciosa bici. Estas personas simplemente parecen creer que los carritos de tela son suficiente protección para su progenie, aunque sufran un ataque termonuclear.
Mención aparte tienen aquellas madres y padres que deciden cruzar ellos y su carricoche en aquellos lugares sin visibilidad, por ejemplo entre los coches aparcados en batería. En este deporte de riesgo (para los niños) tienen medalla de oro aquellos que eligen el espacio entre dos furgonetas cómo lugar ideal para empujar el carrito de su hijo contra el tráfico.
Personalmente creo que los padres que realizan esta actividad deberían de perder automáticamente la custodia de sus hijos, claramente no se encuentran capacitados para cuidarlos adecuadamente. Es un punto de vista radical, pero no se me ocurre otro modo de proteger a los pequeños de sus inconscientes padres.
Aparte para un conductor se queda en una situación muy complicada en caso de un accidente. Como mínimo se trata de un cargo de conciencia para el resto de la vida, aunque no tuviera consecuencias jurídicas y se determinara que era culpa del adulto responsable del carrito.
Por eso pido a todas las personas que alguna vez en su vida empujen un carrito de niño pequeño que tengan cuidado extremo con el mismo. Los carritos han de ir por las aceras, cruzar con extremo cuidado por pasos de peatones y teniendo en cuenta que no todos los conductores tienden a respetarlos. El carrito no ofrece protección salvo para las condiciones meteorológicas, por muy bonito, reforzado y moderno que sea.
Mientras que algunas personas desarrollan dos dedos de frente, los conductores tendremos que tener el cuidado que los padres y madres de muchos críos no tienen. Extremo cuidado y respetar los límites de velocidad en ciudad, una buena frenada puede salvar una vida.
En Circula Seguro | Adorables» crí@s… y Cuando el peligro aparece donde menos te lo esperas
Imagen | MamaPyjama, Skeddy in NYC y Matt Ryall en Flickr