Menos coche y menos metro. Más bicis, motos y patinetes eléctricos. El debate sobre la movilidad urbana tras el confinamiento
Usaremos mucho menos el coche en la ciudad, y también nos moveremos menos en transporte público. En cambio, nos decantaremos más por la moto, la bicicleta o el patinete eléctrico. Y caminaremos. A grandes trazos, este es el futuro que se perfila en cuanto a la movilidad urbana que vendrá tras el confinamiento.
El cambio de escenario que se nos viene encima no es menor. Durante las fases de la desescalada y más allá de ella, los temores a un repunte en los contagios del coronavirus responsable de la COVID-19 van a propiciar cambios de hábitos en muchos ámbitos, por ejemplo a la hora de viajar, y la movilidad urbana es uno de los que más nos va a afectar en el día a día.
Sobre movilidad tras el confinamiento, Pons Seguridad Vial celebró ayer una charla con motivo del Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, y contó con la participación de Concepción Martín, presidenta de la Asociación Española de Servicios de Prevención Laboral (AESPLA), María Lidón, secretaria general de la DGT, y Ramón Ledesma, abogado experto en política sancionadora sobre Tráfico y Seguridad Vial y ex subdirector general de Normativa y Recursos de la DGT.
De ir al trabajo en metro a moverse en moto y bici (o teletrabajar y reducir así la movilidad)
Menos transporte público. Las medidas de distanciamiento obligan a reducir plazas en el transporte público. Así lo expone Ramón Ledesma, que recuerda que la reducción de uso que tendrán en el futuro inmediato trenes, autobuses y metros de una ciudad como Madrid se eleva al 70 %, según cifras de los responsables del transporte público de la ciudad. Es decir, menos de un tercio de los viajeros actuales podrán utilizar el transporte público cuando comience la desescalada.
Para Ledesma, la reducción de plazas en el transporte público se traduce automáticamente en un incremento de desplazamientos en transporte privado, que no podrá ser cubierto sólo con el coche "porque no cabemos". Así, la moto, la bici y los vehículos de movilidad personal (VMP) tales como los patinetes eléctricos serán los medios de locomoción más socorridos por quienes ahora se desplazan en metro, en tren o en autobús a sus lugares de trabajo.
De hecho, esto es algo que ya ha sido anunciado también por el RACE, que matiza ese trasvase, sin embargo, especificando que un 20 % de los desplazamientos en transporte público pasarán a la moto o el coche, mientras que en un 25 % de los casos las personas recurrirán a un VMP.
Más vulnerables. En cualquier caso, Ledesma destaca la vulnerabilidad de los usuarios de la vía que verán incrementada su presencia. Asegura que la moto tiene un riesgo un 17 % superior al coche, recuerda que la mitad de fallecidos viales en ciudades como Madrid o Barcelona se mueven en moto o ciclomotor, y reclama una reordenación de la infraestructura, en previsión del cambio que vendrá en los próximos "tres a cuatro meses".
Desde la DGT, María Lidón admite que el centro urbano de una ciudad como Madrid "no está ordenado para usar la bicicleta", y sugiere la necesidad de replantear algunos escenarios para que puedan absorber el previsible incremento de uso de la bici en la ciudad.
¿Sería posible en Madrid una M-30 con más motos y bicicletas? Ledesma apunta a esa posibilidad, y defiende la reducción de los límites de velocidad para minimizar los riesgos de la coexistencia entre el tráfico motorizado y medios de locomoción como la bicicleta, que ocuparía los arcenes de esa importante autovía de circunvalación de la capital de España.
Para la secretaria general de Tráfico, sin embargo, "reducir la velocidad sin segregar el tráfico por carriles es complicado", por lo que coincide con Ramón Ledesma en que reordenar el espacio de circulación es "fundamental".
¿Qué sucederá con los conductores mayores? Si se reduce el número de plazas en el transporte público y se prevé un auge de los vehículos de dos ruedas, ¿cómo lo harán las personas mayores para desplazarse? Lidón reconoce que la pregunta la pilla a contrapié: "No habíamos pensado en eso". Y para salir del paso, da una patada adelante: "Aunque ahora se vea penalizado, el transporte público del futuro quizá será como nos gustaría que fuese".
Más allá de la ciudad. María Lidón recuerda que en el caso de las grandes urbes, una buena parte de la población vive en la periferia, y no todo el mundo está en disposición de conducir. Esto es un problema evidente para la secretaria general de la DGT, teniendo en cuenta la inminente reducción de plazas en el transporte público.
En este sentido, Lidón reclama que se trabaje para facilitar la multimodalidad, es decir, el uso combinado de diferentes modalidades de transporte. De esta manera, una persona que deba acudir a la ciudad desde el extrarradio podría desplazarse en coche hasta una estación de transporte público y continuar así su camino.
Queda sobre la mesa la duda sobre qué sucederá con las empresas de transporte público que vean ahora mermados sus ingresos, si no hay ningún mecanismo que les permita compensar la reducción del 70 % de las plazas sin incrementar el precio de los billetes para los viajeros.
Reducir los desplazamientos. Esta crisis mundial ha difuminado ciertas líneas rojas en cuanto a las necesidades y las necesidades creadas. Por ejemplo, en el ámbito laboral. Hasta ahora, el teletrabajo en España era casi testimonial. Con la declaración del estado de alarma y el endurecimiento de las limitaciones a la movilidad, las empresas que podían explotar el teletrabajo han tenido que elegir entre vencer sus reticencias o dejar de funcionar.
Desde su posición en AESPLA, Concepción Martín asegura que "el teletrabajo ha llegado para quedarse", aunque los tres participantes en la charla sobre movilidad tras el confinamiento reconocen que hay actividades que no admiten el teletrabajo, y para estas prevén la adaptación en lo posible de los protocolos sanitarios que se vayan poniendo sobre la mesa a medida que se vayan adoptando nuevos criterios. Minimizar los riesgos será "difícil", apunta María Lidón, "pero es necesario seguir manteniendo la vida laboral de la mejor manera posible".
Los exámenes de conducir tras el confinamiento. Entre las actividades que no se están llevando a cabo por la imposibilidad de realizarlas a distancia se encuentran los exámenes de la DGT. En este sentido, María Lidón admite que no hay una fecha concreta aún para la reanudación de las pruebas, ya que no tienen cerrado todavía un protocolo que garantice la seguridad sanitaria de examinadores, profesores y alumnos, sobre todo a bordo de los vehículos.
La proximidad del barrio y la necesidad de recuperar el hábito de caminar
La movilidad en el barrio. Según explica Ramón Ledesma, otro asunto que ha puesto sobre la mesa la restricción de movimientos durante el confinamiento es la movilidad dentro del barrio. Ledesma defiende la identidad de un barrio "no sólo residencial", sino que permita "estar más con los nuestros, en nuestro ámbito".
Según el abogado experto en Seguridad Vial, las restricciones a la movilidad nos han mostrado un uso de nuestras calles más próximas que nos debería llevar a "disfrutar más de la movilidad de nuestro entorno". Utilizar los comercios y otros locales más próximos al lugar de residencia, en detrimento de los establecimientos ubicados lejos del hogar.
En este sentido, caminar o utilizar un VMP se convierte en una alternativa de movilidad que para Ledesma conviene evitar que caiga en el olvido cuando comience la desescalada. Una desescalada que nos obligará a prestar atención también a la relación que tenemos con nuestros vehículos.
Tras el confinamiento, cuidado con el coche
El bienestar emocional de los conductores. Concepción Martín pone el acento en el estado emocional de muchas personas en estos momentos. Que esta crisis ha sacado lo mejor de muchas personas es algo que recalca la presidenta de la AESPLA: "Todo el mundo está remando para ayudar". Una muestra de esto son las empresas automovilísticas que pasaron a fabricar respiradores.
Sin embargo, la crisis también ha sacado lo peor de nosotros mismos. Estamos atravesando lo que Martín denomina "falta de estabilidad emocional", y es ahí donde el riesgo vial puede aumentar.
Cuando volvamos a conducir, detalla la especialista en riesgos laborales, encontraremos a nuestro alrededor conductores con riesgo de distracción, por ejemplo por las preocupaciones económicas que puedan tener. Las distracciones por cuestiones emocionales es un factor con el que debemos contar.
En este sentido, desde la DGT María Lidón recuerda que con la crisis de 2008 se agravaron las cifras de los siniestros por distracción, que no en vano es el principal factor de riesgo de la conducción, y pone énfasis sobre la importancia de ser conscientes en todo momento de lo que tenemos entre manos: "Esta vuelta a la normalidad, una normalidad relativa, nos va a enfrentar a un vehículo con el que hace 40 días que no nos vemos", avisa.
Asimismo, Lidón recuerda que el vehículo debe estar en buen estado de mantenimiento, de cara a salir de nuevo a la calle. Como sabemos, hay una serie de puntos que es mejor revisar cuando tenemos un coche parado por tiempo indeterminado. Pero ¿qué sucede si no hemos podido llevar a cabo esa revisión?
Ramón Ledesma pide comprensión: "Va a ser una situación económica dura en muchos casos", anticipa, en el sentido de que esto va a afectar al estado anímico de muchas personas. En lo relativo al mantenimiento, Ledesma sostiene que habrá casos en los que no será posible dedicar esa atención al vehículo.
"Cuando no hay dinero... es que no hay dinero", defiende el abogado en referencia a las situaciones de incapacidad económica que se puedan derivar de la situación venidera, antes de reclamar una perspectiva conciliadora: "Seamos comprensivos para que la situación de movilidad no se complique más".
"Arreglar los problemas no será fácil", sentencia Ledesma. Pero habrá que hacerlo.
En Motorpasión | Movilidad en la desescalada: dónde y cómo está permitido desplazarse en cada fase