La Nave 122 de la planta de Seat en la Zona Franca de Barcelona es un lugar casi de episodio de Expediente X. Nadie puede entrar, a no ser con los permisos oportunos y superando las barreras de seguridad. Allí se guardan los modelos que formarán el futuro Museo Seat.
Los coches se han recuperado de la propia marca, de extrabajadores o de propietarios particulares. El Departamento de Comunicación tiene un pequeño presupuesto con el que ir rehabilitando poco a poco esas unidades. Los encargados son seis trabajadores prejubilados que se centran en uno o dos modelos mientras cumplen lo que les queda hasta jubilarse.
Actualmente hay 140 vehículos ya restaurados. Desde el primer coche, el 1400, hasta un León Cupra, pasando por modelos que no salieron a la venta como los Ibiza y Córdoba descapotables, el Panda Papamóvil, el Toledo familiar o el pequeño compacto que se iba a vender por menos de un millón. Dentro de muy poco lucirán en todo su esplendor ante los apasionados de la marca.
Vía | El Periódico (gracias Saquillo)