Probamos el Toyota Land Cruiser: un 4x4 que hace malabares entre la calidad de rodadura y las prestaciones todoterreno
Hay iconos sobre ruedas, y creo que estaremos de acuerdo en que el Toyota Land Cruiser es uno de ellos. Uno que está muy vivo además y al que todavía le queda recorrido.
Con 70 años de historia a sus espaldas, el Land Cruiser se ha ganado a pulso un lugar en el mercado aunque los todoterrenos hayan perdido gran parte de su espacio contra los SUV. Es un coche que no oculta su vocación campera al tiempo que ha evolucionado hacia un 4x4 confortable en carretera y que estrena de paso un nuevo motor para superar por primera vez los 200 CV.
Toyota Land Cruiser: leyenda todoterreno viva
Hace no demasiado pudimos tener una primera toma de contacto con la gama offroad de Toyota. Una pequeña constelación donde se combinan coches híbridos de carácter urbano que saben defenderse sobre lo marrón con absolutos titanes del segmento 4x4.
Supongo que todos tenemos esa imagen del Toyota Land Cruiser como una hoja perenne en el árbol genealógico del mundo offroad, pero sin haberlo probado en toda mi vida no me quedaba muy claro cuáles eran sus argumentos. Es uno de esos productos a los que su fama les precede. Normal.
Hay que remontarse a 1951 para encontrar al primer embrión del Land Cruiser. Toyota lanzó un prototipo para acceder a un contrato militar del ejército japonés que no ganó, pero que sentó las bases de un todoterreno indestructible juntando el bastidor de una Toyopet SB y el motor de 3.4 litros del Toyota AA.
El apodado como "Jeep de Toyota" se materializó en el primer Toyota BJ, un coche que se inspiró en el Jeep Willys que ya había cobrado una fama exagerada tras su buen desempeño en la Segunda Guerra Mundial.
No fue hasta 1953 cuando el Toyota BJ apareció como un modelo de producción, equipado con un motor de 2.2 litros y cuatro cilindros con 61 CV de potencia y 216 Nm de par motor transmitidos a las cuatro ruedas. Justo un año después, en 1954, la denominación Land Cruiser aparece por primera vez, y lo hizo para quedarse.
Desde entonces el Land Cruiser se ha convertido en sinónimo de dureza y aptitudes todoterreno a lo largo de 11 generaciones y más de 10 millones de unidades vendidas en todo el mundo con múltiples variantes entre las series Light Duty, Heavy Duty, Station Vagon y los enormes Megacruiser y FJ.
De todos ellos actualmente nos quedan tres: el Land Cruiser 70 para explotaciones mineras o ONGs basado en el modelo de finales del siglo XX, el enorme Land Cruiser 300 que acaba de renovarse para mercados como el de Emiratos Árabes y la versión mainstream que hoy os traemos.
Filosofía todoterreno desde el primer vistazo
Y después de este necesario repaso para entender la profundidad de un modelo tan longevo vamos al turrón, que al final es para lo que estamos aquí. Toca probar al Toyota Land Cruiser, así que es hora de meterse en harina, o mejor dicho, en ese polvo fino de los caminos no asfaltados.
Un polvo que hemos visto de manera constante decorando la carrocería de este todoterreno que roza los 5 metros de largo. El Toyota Land Cruiser tiene unas cotas de 4.840 mm de largo por 1.885 mm de ancho (sin retrovisores) y 1.845 mm de alto. La verdad es que es un alivio. Después del último SUV de siete plazas que hemos probado, el mastodóntico Ford Explorer, este Land Cruiser parece incluso pequeño en esta carrocería de cinco puertas, pero para nada.
Es un coche grande, imponente, con una envergadura considerable y al que además acompañan unas formas que le hacen parecer más grande. Una morfología determinada directamente por su naturaleza de 4x4 con un morro y una zaga altos para mejorar los ángulos todoterreno.
Los ángulos offroad del Land Cruiser son de 31º de ataque, 25º de ángulo ventral y 22º de salida, con una altura libre que puede alcanzar los 21,5 cm gracias a la suspensión neumática regulable y superar vadeos de hasta 70 cm. Un coche mucho más modesto como el Suzuki Jimny tiene mejores ángulos (37º, 49º y 28º); ventajas de un tamaño totalmente distinto.
Para este 2021 el Land Cruiser se ha actualizado ligeramente sobre la base estrenada en 2018. Unos cambios que por fuera son prácticamente imperceptibles debido a que estéticamente no se ha variado.
Los únicos cambios estéticos en la gama afectan a las llantas de aleación para las versiones GX y NX de tres puertas, así que no afecta en el caso de nuestra unidad de pruebas con acabado Limited.
Un habitáculo de hasta siete plazas sin alardes
Si pasamos al interior tenemos un poco más de lo mismo porque no hay cambios revolucionarios a simple vista en este nuevo Land Cruiser. Lo que sí tenemos es la filosofía pragmática y efectiva de Toyota, con esa forma de plantear los coches a la japonesa y más en un modelo con fama de indestructible.
Los materiales son muy correctos en todo el habitáculo pero con un leitmotiv de elementos duros o no demasiado acolchados. El resultado es 100% nipón con un conjunto bien rematado, de ajustes buenos, sin crujidos ni holguras y que rezuma solidez sin el más mínimo atisbo efectista.
Subirse al Toyota Land Cruiser es precisamente eso, subirse. Para acceder al puesto de conducción hay que auparse sobre el estribo lateral y colocar las posaderas sobre un asiento que nos deja en una posición de conducción muy elevada, más de lo que estamos acostumbrados en cualquier SUV.
Los asientos delanteros son cómodos y cuentan con regulación eléctrica al igual que la columna de dirección. El volante cuenta con dos inserciones de madera que le dan un aire premium adicional, aunque a decir verdad el tacto liso no nos convenció demasiado a la hora de agarrar en maniobras complicadas.
El espacio para los ocupantes delanteros es correcto como no podría ser de otra manera en un coche así, además hay múltiples espacios para dejar objetos con o sin tapa, y entre medias una guantera refrigerada de muy buena capacidad para mantener la bebida fresca en las excursiones.
El cuadro de mandos sigue la misma línea simple y efectiva con dos esferas analógicas y una pequeña pantalla digital a color entre medias como la que ya hemos visto en muchos otros coches de la firma japonesa.
Es un ordenador de abordo con la información justa y navegación no especialmente intuitiva. Nos parece que ya va siendo hora de que Toyota cambie este apartado en sus coches porque aparte de poco vistoso tampoco resulta práctico teniendo que elegir entre ver el parcial o el consumo o tener las instrucciones de navegación.
En el centro del salpicadero se coloca el sistema de infoentretenimiento que en esta versión montaba el Toyota Touch 2&GO con pantalla de 8 pulgadas y que al igual que el cuadro de mandos resulta más práctico que vistoso. Por suerte tenemos compatibilidad con Apple CarPlay y Android Auto así que este aspecto tecnológico pasa a un segundo plano, aunque podría mejorarse en cualquier caso.
Del sistema de infoentretenimiento no nos ha convencido la resolución de las cámaras disponibles, bastante pobre. En los modos de conducción offroad nos lanza imágenes del perímetro del coche pero con una calidad francamente mejorable y que desluce el conjunto.
Pasamos a los asientos traseros y nos ponemos a examinar las cualidades prácticas del Land Cruiser y su configuración de siete asientos en tres filas, con dos asientos suplementarios ocultos bajo el piso del maletero. En ninguno de los casos la altura es un problema, pues destaca por tener mucha altura disponible.
Con la segunda fila colocada en la posición más retrasada el espacio longitudinal para las rodillas es de 33 cm, y si colocamos la butaca en la posición más adelantada el espacio es de 20 cm. La altura disponible es de 95 cm y, además, la segunda fila es regulable en inclinación que en la posición más vertical es correcta y en la más recostada da para echarse una buena siesta.
Lo que no hay es demasiado apoyo lateral. La configuración de los asientos de la segunda fila es tipo 60/40 y la regulación siempre se hace de manera manual pero sencilla, sin hacer demasiada fuerza.
Para acceder a la tercera fila de asientos hay que estar un poco ágil. El acceso no es sencillo dada la altura del coche y hay que entrar haciendo un poco el Circo del Sol para acceder a unos asientos cuyo uso deberá ser testimonial si le tenemos aprecio a las piernas.
El espacio disponible es de 19 cm con la segunda fila en la posición más retrasada y 31 cm en la más adelantada, pero siempre las rodillas siempre quedarán por encima de la cadera. En cambio sí destacan por tener una buena dosis de anchura.
La tercera fila se despliega de manera eléctrica bien desde el maletero o desde los botones en el acceso del lado derecho, la misma actuación que permite regular la inclinación de los dos asientos extra.
Con los asientos desplegados el maletero queda casi inservible con apenas 20 cm de profundidad, pasando de tener una capacidad de 553 litros a tan solo 104 litros. Además para sacar la tercera fila hay que quitar la bandeja enrollable y o no supe qué hacer con ella o no hay un sitio para dejarla y no cabe en el espacio que queda.
Pura raza 4x4
En carretera el Toyota Land Cruiser es un coche más sorprendente de lo que podría parecer. No deja de ser una mole enfocada a la efectividad en tramos no asfaltados, pero los japoneses han conseguido crear un vehículo confortable en cualquier condición.
En entornos urbanos sí es cierto que se siente un tanto incómodo. Es grande y eso se nota a la hora de callejear o maniobrar en espacios pequeños, pero al mismo tiempo se beneficia de un buen radio de giro, lo suficientemente cerrado para poder culebrear en garajes estrechos y con un tacto de dirección suave.
La caja de cambios automática de seis relaciones funciona de manera agradable, dejando rodaral motor bajo de vueltas siempre que sea posible y aprovechando las cantidades ingentes de par motor que genera este propulsor diésel.
Se trata de un bloque diésel de cuatro cilindros con 2.8 litros de cilindrada que se estrena en esta generación y se comparte con la Toyota Hilux. Es un propulsor que mejora las cifras del modelo saliente y sobre el que reside el gran cambio de esta actualización, ofreciendo 204 CV de potencia máxima (antes 177 CV) y 500 Nm de par motor asociado a la transmisión automática (la manual se queda en 420 Nm).
Es un motor más que solvente, con muchísima entrega disponible a cualquier régimen aunque realmente le gusta trabajar en la zona baja y media donde el par motor se desborda a partir de, ojo, tan solo 1.600 revoluciones manteniendo el máximo hasta las 2.800 rpm.
Semejante despliegue de fuerza tiene un propósito claro. Por un lado es un coche enfocado a poder remolcar cargas pesadas, y por otro es capaz de afrontar desniveles extremadamente complicados u obstáculos sin revolucionar el motor con la potencial pérdida de tracción.
En carretera no resulta un motor exageradamente rumoroso por esto mismo. Si le dejamos circular bajo de vueltas, el sonido del motor queda aplacado por una buena insonorización del habitáculo. Otro cantar es si lo llevamos en modo Sport, Sport+ o alto de revoluciones donde entonces sí el tres litros turbodiésel bufa con ganas.
Lo que sí percibimos es que es un coche bien aislado. No se cuela ruido aerodinámico y el sonido de rodadura queda bien amortiguado pese a contar con neumáticos de tipo todoterreno.
La caja de cambios automática por convertidor de par de seis relaciones tiene una clara tendencia confortable y bien adaptada al uso del Land Cruiser. Su electrónica por defecto y aunque la llevemos en los modos más aspiracionales, si no vamos con el pie a tabla, mantendrá el desarrollo más alto posible; con tanta fuerza disponible suele ser quita o sexta, dejando que el coche circule muy desahogado.
Cuando exigimos respuesta de manera inmediata sí que echamos en falta más rapidez de respuesta, pues le cuesta bajar una o dos velocidades dejando notar que nosotros lo habríamos hecho antes. Solución: modo manual si estamos previendo un adelantamiento en carretera convencional, por ejemplo.
En cuanto a la calidad de rodadura el Toyota Land Cruiser resulta un coche sorprendente. Hasta hace no demasiado y aún en otros modelos de la competencia había o hay que elegir entre confort en uso diario o efectividad fuera del asfalto. El Land Cruiser aniquila esa duda.
Los ingenieros japoneses han conseguido un 4x4 cómodo en uso diario, con un confort elevado sobre el asfalto y que no parece un coche torpe. Sí es cierto que hay transferencias de pesos notables en caso de frenada intensa o cambios bruscos de dirección. Lógico en un coche con tanta altura al suelo.
En conducción offroad tanto a ritmo rápido sobre pistas de grava como a ritmo lento en zonas complicadas, es un coche que da una sensación de control elevada y en el que notamos las suspensiones y no por ser secas o blandas, sino por percibir cómo están trabajando continuamente al tiempo que transmiten una dosis muy alta de información.
El secreto de este coche está en las suspensiones que acompañan a su chasis y que no hacen parecer que siga confiando a una estructura de largueros. El eje delantero está comandado por una estructura de paralelogramo deformable y el trasero es un eje rígido con muelles helicoidales, pero más allá de eso se encuentran la suspensión neumática adaptativa AVS y el sistema KDSS (Kinetic Dynamic).
Este sistema estrenado hace más de 10 años utiliza un sistema hidráulico de aceite que sirve para conectar o desconectar el esfuerzo de las barras estabilizadoras delantera y trasera.
En carretera las barras están conectadas haciendo fuerza para que las suspensiones del lado exterior no se hundan tanto y cuando se atacan zonas complicadas el sistema deja que las barras flexen para conseguir un recorrido de suspensiones mayor y mantener durante más tiempo las cuatro ruedas sobre el terreno.
Este sistema ayuda a conseguir la fama de coche cómodo y efectivo a un Land Cruiser con muchos argumentos, donde también hay que añadir gadgets como el sistema Multi-Terrain con modos Roca, Roca y polvo, Gravilla, Badenes y Barro & Tierra que controlan la respuesta del motor, la transmisión, ABS, control de estabilidad, control de tracción y dirección.
Las típicas dos palancas para la transmisión han desaparecido en favor de un botón que nos permite elegir entre 4H o 4L para relaciones largas o cortas, pero siempre en modo de tracción integral y nunca en 4x2. Con las cortas accionadas además podemos acceder al modo Crawl que es una especie de control de crucero versión offroad que mantiene al Land Cruiser avanzando a una velocidad muy muy baja pero de manera imparable.
ADN fiable para un todoterreno de lujo
El consumo que nos ha arrojado el Toyota Land Cruiser a lo largo de nuestra prueba ha sido una media de 9,6 litros a los 100 km, un consumo que es alto pero oye, ni tan mal para un coche de su naturaleza: grande, pesado y con una clarísima vocación offroad. Lo mejor de todo es que clava el consumo homologado.
En definitiva, el Toyota Land Cruiser es un coche con una clara tendencia al offroad por lo que está indicado para aquellos que vayan a frecuentar terrenos no asfaltados o aficionados a las rutas por lo marrón y que valoren que sobre el asfalto también se comporte bien y con una percepción de calidad elevada.
Lo mejor de coches así es que aún tienen futuro. El Land Cruiser tendrá que pasar por el aro de la electrificación si quiere seguir siendo una apuesta viable a nivel global, y de paso para la próxima generación podría mejorar en aquellos puntos donde aún tiene margen como puede ser la rebaja de consumos o un sistema de infoentretenimiento más elaborado.
La configuración de la unidad que hemos probado es la 2.8D 204 CV Limited con todo el equipamiento posible y un precio de partida de 78.600 euros pero al que se le pueden aplicar descuentos para dejarlo en un precio final de 74.700 euros.
Sus rivales más duros podrían ser el Jeep Wrangler de cuatro puertas (desde 58.300 euros) o el Mercedes-Benz Clase G (superando los 120.000 euros), además de otros como el Land Rover Discovery (desde 70.500 euros) siendo el único con chasis de tipo monocasco.
Toyota Land Cruiser 2021 - Valoración
6.9
A favor
- Capacidad todoterreno envidiable
- Confortable en carretera
- Filosofía duradera
- Motor poderoso
En contra
- Consumo alto
- Comportamiento perezoso en curvas
- Interior poco elaborado
- Maletero inexistente con tres filas de asientos
El Toyota Land Cruiser es uno de esos coches incombustibles y que la automoción necesita por ser un icono, además de una herramienta de trabajo extremadamente útil para según qué sectores.
Aparte es un coche que puede ser tan polivalente como práctico para quienes quieran un coche que puedan usar a diario en cualquier circunstancia y que los fines de semana permita excursiones por el campo, uso intensivo fuera de carretera o planes más ambiciosos como largas rutas offroad con unos cambios mínimos.
Toyota ha conseguido refinar el Land Cruiser en estos 70 años de vida y convertirlo en un referente entre los coches todoterreno que se resiste al mundo SUV. Lo único que le podríamos pedir es que mejorase su etiquetado pues carece de cualquier electrificación en su gama.
Toyota Land Cruiser 2021 - Ficha técnica
Toyota Land Cruiser limited |
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Motor DE COMBUSTIÓN |
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TIPO |
Diésel, cuatro cilindros en línea, 2.755 cc |
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POTENCIA MÁXIMA |
204 CV a 3.400 rpm |
|
PAR MÁXIMO |
500 Nm a 1.600-2.800 rpm |
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TRANSMISIÓN |
Automática de seis relaciones |
|
TRACCIÓN |
Total |
dimensiones |
|
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|
LARGO |
4.840 mm |
|
ANCHO |
1.855 mm |
|
ALTO |
1.845 mm |
|
BATALLA |
2.790 mm |
|
PESO |
N/D |
|
CAPACIDAD MALETERO |
553 - 104 litros |
Prestaciones y consumos |
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|
0-100 KM/H |
12,7 segundos |
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VELOCIDAD MÁXIMA |
175 km/h |
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CONSUMO HOMOLOGADO (WLTP) |
9,6 l/100 km |
|
CONSUMO MEDIO PRUEBA |
9,6 l/100 km |
precio |
|
78.600 euros |
El coche para esta prueba ha sido prestado por Toyota. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas. |
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