Tras haber dado una vuelta con la versión de pasajeros del Dacia Dokker, ahora nos proponemos llevar una pesada caja de madera arriba y abajo, de paseo por los alrededores de Viena, a bordo del Dacia Dokker Van. Va a ser una vuelta corta en la que aprovecharemos para ver algunos detalles de la versión de carga del vehículo industrial ligero de Dacia.
Partimos de la base de que este es un vehículo muy similar al de 5 plazas, sólo que monta el motor 1.5 dCI de 75 CV (en vez del 90 CV que vimos ayer), no lleva más que un par de asientos en la fila delantera (y durante un rato, ni eso), no hay ventanas en la parte lateral posterior (aunque sí en la zaga) y cargamos con un lastre de 350 kg (de una carga útil máxima de 750 kg que puede transportar).
Con esos elementos, y siguiendo sobre la base de austeridad que comentábamos en el caso del Dacia Dokker (sin el apellido Van), vamos a echarle un ojo a la caja de sorpresas sobre ruedas que nos han preparado los chicos de Dacia, básicamente en lo que respecta a posibles acondicionamientos y a modularidad a la hora de componer el espacio de carga.
Posibles acondicionamientos para el Dacia Dokker Van
Y el primer alto en el camino lo hacemos ya antes de salir a pasear, justo para detenernos ante la exposición de vehículos. En ella, encontramos algunos arreglos que pueden resultar interesantes para algunos usos que se pueden dar al Dacia Dokker Van, un vehículo que, como nos decían los chicos de marketing en sus escritos, está dirigido “a profesionales, artesanos o comerciantes autónomos”.
La primera parada, pues, la hacemos junto al Dokker Van vestido de electricista. El acondicionamiento se ve correcto, práctico y funcional. No es la quintaesencia del lujo, pero es que difícilmente hace falta mucho más para llenar el coche de tornillos, terminales y herramientas.
Por detallar un poco lo que se ve a ojo, el piso que recubre el suelo original es de tablero fenólico antideslizante (del que se usa en los andamios portátiles y en los andamios de fachada cuando la plataforma lleva incorporada una trampilla) y los armarios de melamina se aprecian razonablemente sólidos. Van anclados tanto al suelo como a las paredes con escuadras de diferentes medidas.
El siguiente punto y seguido lo llevamos a cabo en un Dacia Dokker Van isotermo, con un volumen de carga sensiblemente inferior dado el revestimiento adicional que llevan las paredes. El resto de vehículos expuestos no nos dicen nada, más allá de darnos a elegir si la pared interior de la caja va revestida o con la chapa vista.
En cualquier caso, se observan claramente los méritos del Dacia Dokker Van como vehículo de carga, que no son sino un acceso libre y cómodo, con una boca de carga en la parte posterior de 1,08 metros de ancho por 1,10 de alto, y de 70 cm de ancho por 1,04 de alto en el lateral. Todo, con una altura del suelo al piso de 56,5 cm, lo que nos lleva a una cómoda manipulación de la carga.
La superficie regular útil de carga, contando con los estrechamientos de los pasos de rueda, es de 1,13 metros de ancho por 1,86 de largo (o 1,17 m por 1,90 m dependiendo de los revestimientos), de manera que un palet europeo estándar (de dimensiones 1.200 × 800 mm) entra perfectamente.
Más allá de estas medidas, tenemos que si queremos transportar un objeto de 2 metros de largo, podemos optar por usar la diagonal que nos queda, de 2,17 metros a ras de suelo, o en diagonal hacia el techo, donde nos queda un espacio de casi 2,25 metros. Eso, en principio, porque luego veremos una opción que nos facilita mucho la vida en este sentido.
Acomodación y prueba dinámica
Por fuera, la versión Van apenas se diferencia del Dacia Dokker. Evidentemente las puertas del compartimento de carga son ciegas y en esta ocasión nos encontramos con que las unidades de prueba no tienen dos puertas correderas laterales sino sólo la que viene de serie, en el lado derecho, lo que nos obligará a realizar el reparto aparcando siempre a ese lado de la calzada.
En cuanto a ergonomía, equipamiento y acabados, poco hay que añadir a lo que comentamos ayer. Por dentro el habitáculo es básicamente el mismo, salvo por un par de detalles: el separador de carga y el asiento del acompañante, a los que dedicaremos nuestra atención enseguida. De momento, baste con decir que el asiento del acompañante no tiene (o no le sé encontrar) el ajuste del respaldo.
Encuentro otro detalle que se va a hacer compañía al botón de encendido del limitador de velocidad que vimos en el Dacia Dokker, y es la regulación del haz de luz de los faros, para evitar deslumbrar a los demás cuando cargamos el vehículo. También ocupa un lugar algo extraño, muy bajo en el lateral izquierdo del volante, más o menos a la altura de la rodilla.
Salimos para dar una vuelta a la zona industrial de Viena cercana al aeropuerto, justo por el lado de la refinería Schwechat y la Petroquímica Danubia. En la ruta que nos han programado en el GPS hay rotondas e incorporaciones hasta aburrirse, lo que nos sirve para evaluar las condiciones del vehículo con la carga que nos han preparado, sea lo que sea que llevamos ahí dentro.
Mover 1.189 kg de tara más 200 kilos de ocupantes más un lastre de 350 kg no es fácil con los 180 Nm de este motor, y hay que subir hasta 2.000 vueltas aproximadamente para ganar velocidad con soltura. Contrariamente a lo que nos pasaba con el motor de 90 CV y 200 Nm montado en el Dacia Dokker, cuya masa en vacío es de 1.205 kg, el motor de 75 CV suena pero no empuja con la misma alegría.
Está clara la diferencia de potencia y par motor, y quizá el papel de esta motorización sea el de cubrir necesidades urbanas. Con 4,5 l/100 km de consumo medio homologado, el Dacia Dokker Van con motor de 75 CV puede ser un buen aliado en ese sentido. Pero si hacemos más autovía que otra cosa, quizá nos valga la pena optar por el motor que comentamos ayer: el de 90 CV.
En cuanto a la estabilidad, lo cierto es que el Dacia Dokker Van no se resiente en absoluto, a pesar de que visto por fuera parece que la suspensión haya quedado demasiado baja después de cargar. Es un error de percepción, porque la verdad es que en ruta se comporta muy bien.
Desmontando el Easy Seat
¿Y qué sería de una prueba de furgonetas si no abriésemos el compartimento de carga? En la gama española, la zona de los ocupantes está separada del espacio de carga a través de una mampara maciza acristalada o una mampara pivotante de rejilla que se ofrece como opción, y esta es la que vamos a ver enseguida, porque el invento tiene su punto positivo.
Pero antes que eso, abrimos y cerramos las puertas una y otra vez. Las traseras se quedan ancladas en un primer momento a 90 grados sin salientes, y luego se liberan para abrirse a tope, a 180 grados. La puerta lateral se abre y cierra con suma facilidad, pero sin deslizamientos excesivos que puedan comprometer nuestra seguridad si, por ejemplo, nos toca descargar en una fuerte pendiente.
Jugamos y volvemos a jugar con los elementos. Supongo que al coche no le viene de aquí, habida cuenta que durante las pruebas previas al lanzamiento del vehículo los mecanismos de apertura y cierre de las puertas laterales han sufrido unos ensayos de 100.000 ciclos de funcionamiento.
Vamos ya a por la mampara pivotante y el Easy Seat, que ambos elementos están relacionados entre sí. El Easy Seat es un asiento plegable y desmontable. Supongo que por eso en su momento no he sabido encontrar la regulación del respaldo. Al retirarlo, queda un espacio de carga adicional junto al conductor en el que es posible cargar objetos de hasta 3,11 metros de largo, pasando de un volumen de carga de 3.300 a 3.900 litros.
Claro, que si sólo extrajéramos el asiento tendríamos un problema de seguridad en caso de que la carga se nos echara encima. Por algo la ley, al menos en España, obliga a que la carga y los ocupantes estén siempre separados. Y la ventaja de mampara pivotante es que consigue esa separación tanto cuando van dos personas en la furgoneta como cuando extraemos el asiento del acompañante.
En su posición original, la mampara no es más que una estructura tubular con reja corriente y moliente. Al retirar el asiento, la mampara se puede desbloquear, de manera que pivota hasta encontrar un punto de anclaje en uno de los apoyos del asiento extraído. A la práctica, el conductor se sentirá un poco encerrado, pero seguramente es preferible eso a que le caiga encima un tubo en mitad de una curva.
Dicho así, parece sencillo lo de pasar de llevar dos asientos a uno solo y con una reja que se mueve. Pero, ¿revestirá alguna complicación este sistema a la hora de manipularlo?
En absoluto. El respaldo se pliega con suma facilidad y el Easy Seat se extrae mediante un sistema que recuerda mucho al de los asientos adicionales que montan los Peugeot SW. Cuestión de accionar un resorte, levantar el asiento pivotando sobre un eje y extraerlo del habitáculo. La mampara pivotante se acciona con un pequeño cerrojo. En menos de un minuto se ganan 600 litros de capacidad.
Poco a poco, el Dacia Dokker Van me ha ido convenciendo de que es un poco como su hermano, el de 5 plazas: cumple con lo que promete, y eso está bien. Si en el Dacia Dokker veía algunos puntos que podían desmerecer el carácter familiar con que nos presentan el vehículo, en el Dacia Dokker Van esas dudas se desvanecen. Como vehículo comercial ligero cumple perfectamente.
Las limitaciones ya las conocemos, y son tanto aquellas que tienen que ver con la motorización que elijamos como las que derivan de un precio más que competitivo, y que por mucho que aún no se haya desvelado oficialmente sabemos que estará muy por debajo de los 10.000 euros (a partir de 7.900 euros en Francia, aunque ese precio puede no corresponderse con el que tenga finalmente en España en 2013, cuando llegue a nuestro mercado).
Yendo más allá de esto, lo que previsiblemente marcará el rumbo de los Dacia Dokker, y sobre todo del Dacia Dokker Van, será la fiabilidad que pueda ofrecer a sus compradores. Si es un producto que responde y ese hecho corre de boca en boca, lo más seguro es que el Dacia Dokker Van encuentre su encaje en nuestro país.
Los gastos del viaje para esta presentación han sido asumidos por la marca. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.
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