O por lo menos eso es lo que ha asegurado el jefe de la prestigiosa competición Fujitsu V8 Supercars Australia, Wayne Cattach. La muerte del piloto Ashley Cooper tras golpear su Holden Commodore violentamente contra el muro de la rapidísima curva 8 del circuito de Adelaida, hará que los actuales coches sean revisados por completo para intentar mejorar la seguridad, no descartando la posibilidad de una renovación radical del concepto de esta competición, que actualmente está basada en coches de producción.
Sería el paso idéntico que ha dado la NASCAR para esta temporada: introducir un prototipo con la finalidad de mejorar la seguridad al máximo. Y claro, cambios de este calibre, con un coste considerable asociado, pueden hacer tambalear una de las competiciones más espectaculares del mundo entero. Lamentablemente, hasta que no ocurren desgracias de esta magnitud, no se acaba de dar esa vuelta de tuerca a la seguridad en los coches, y podemos echar un vistazo a aquel desgraciado 1 de mayo de 1994 para comprobar que así es.
Además, el accidente de Cooper es bastante similar al de Senna en el sentido que hemos visto miles de accidentes peores (o al menos mucho más espectaculares) que han acabado sin lesiones importantes para los pilotos implicados. Y recordemos que en 2006 también falleció Mark Porter con un V8 Supercar, en un accidente en el mítico circuito de Bathurst.
Vía | Touring Car Times