Cualquiera que haya estado en alguna de las grandes ciudades de China habrá apreciado que el tráfico, al menos en comparación con las urbes europeas, resulta bastante caótico. Esto presenta diversos retos para el conductor extranjero, pero... ¿te imaginas lo que supone para un coche autónomo?
Durante el pasado Salón del Automóvil de Frankfurt, Mercedes-Benz presentó un programa denominado "Intelligent World Drive", que busca probar su tecnología de conducción autónoma en diversos mercados del mundo con el objetivo de perfeccionarla y adaptarla a las peculiaridades de cada lugar, que no son precisamente pocas.
Hasta enero de 2018 este Mercedes-Benz Clase S autónomo recorrerá los cinco continentes para descubrir los límites del sistema y los aspectos a mejorar en función de cada mercado específico. La meta es recopilar información en tráfico real que ayude a la marca a seguir desarrollando sistemas y avanzando en materia de conducción pilotada.
Y no es que Mercedes-Benz no haya hecho ya los deberes, con más de 5.100 viajes de pruebas a bordo de 175 prototipos. En total, más de 9,5 millones de kilómetros en Europa, Estados Unidos, China, Australia y Sudáfrica, así como 1,2 millones de kilómetros en tráfico real, pero aún no es fuciente.
La conducción autónoma es un pilar fundamental de la estrategia de futuro de muchos fabricantes, y Daimler no es una excepción. CASE, el acrónimo de esta división de la compañía, a cuyo mandamás entrevistamos en el pasado Salón de Shanghái, atiende a Connected, Autonomous, Shared & Services y Electric. Es decir, conectividad, tecnología autónoma, coche compartido y electrificación.
Este "Intelligent World Drive", tras Alemania (septiembre) y China (octubre), viajará a Australia (noviembre) y Sudáfrica (diciembre), donde los esfuerzos se centrarán en la validación de los mapas digitales HERE más recientes y en detección de peatones en diversas situaciones, respectivamente.
El tráfico en el principal mercado de automóviles del mundo, y sobre todo en una megalópolis como Shanghái, donde está ahora mismo esta berlina tan especial de Mercedes-Benz, difiere en gran medida del de las grandes ciudades de Europa o Estados Unidos. Pero... ¿qué desafios presenta?
Las peculiaridades del tráfico en China
Para empezar, la cantidad de tráfico y la diversidad del mismo, con vehículos de dos, tres y cuatro ruedas, ya es un importante reto para un coche autónomo, que debe reconocer todo lo que le rodea. A esto hay que sumar, además, el comportamiento de los conductores y las costumbres, que pueden ser muy diferentes a lo que estamos acostumbrados.
Por si esto no fuera suficiente, en China hay lugares donde cada carril tiene un límite de velocidad diferente (algo parecido a los carriles derechos del centro de Madrid limitados a 30 km/h), y también son diferentes la señalización (con caracteres chinos) e incluso las marcas viales.
En vías rápidas chinas, por ejemplo, podemos toparnos con pasos de peatones, aunque en realidad allí no indican que en ese lugar vayan a cruzar la autovía viandantes, ya que son marcas para señalar la distancia de seguridad entre vehículos. Y esto, desde luego, es algo que un coche autónomo ha de tener en cuenta.
Como ya os contamos en una ocasión tras nuestra visita al Centro de Investigación y Desarrollo de Mercedes-Benz en China (Pekín), más de 850 empleados se encargan de desarrollar, adaptar y diseñar tecnologías y sistemas para el mercado local chino.