Trabajar menos horas para ser más productivos. Esta teoría fue aplicada con éxito por Henry Ford en 1926, cuando estableció la jornada laboral de cinco días (en vez de seis) y ocho horas diarias. Resultado: menos lesiones por movimientos repetitivos, menos rotación de los trabajadores y más productividad.
Un debate que lleva décadas encima de la mesa y que ahora está candente en España y en países tan rígidos con la cultural laboral como es Japón. De hecho Toyota está estudiando implementar la jornada de cuatro días.
Evitar el síndrome del trabajador quemado, o el efecto "Karoshi"
Según detalla Autonews Europe, Toyota y su sindicato japonés están en conversaciones para reducir la jornada laboral de sus trabajadores en medio de una revisión de las prácticas laborales en toda la empresa después de el que es el mayor fabricante de coches del mundo alcanzara niveles récord de ventas y producción en 2023.
El objetivo, según un portavoz de la firma nipona, es "desarrollar sistemas y mecanismos para mejorar el ambiente de trabajo, con el objetivo de crear un lugar de trabajo donde todos puedan sentir una sensación de crecimiento". Todo para que la marca se convierta de aquí a una década en una empresa de movilidad.
De llegar las conversaciones a buen puerto podría implementarse a finales de este año, pero quizá con fórmulas alternativas a la jornada de cuatro días en torno al sistema de horario flexible que existe en la empresa. "El exceso de trabajo trajo consigo contratiempos inesperados: los empleados estaban sobrecargados de trabajo, los proveedores estaban sobrecargados y Toyota y sus filiales se vieron envueltos en vergonzosos problemas de calidad", detalla la cabecera.
A lo que se refiere es al reciente escándalo que afecta a la industria automotriz nipona: Toyota, Mazda, Honda, Suzuki y Yamaha están siendo investigados por el Ministerio de Transporte nipón después de que Toyota levantara la liebre: todos han admitido haber presentado datos erróneos o manipulados al solicitar la homologación de vehículos, incluidas las pruebas de seguridad.
Lo cierto es que Japón tiene una tasa de suicidios que está muy por encima de la media mundial, y una de las causas es el trabajo. Tanto es así que han acuñado su propio término: "karoshi" o muerte por exceso de trabajo. Es un fenómeno social desde finales de los 80, cuando empezaron a recopilarse estadísticas, y engloba suicidios pero también muerte por la sobrecarga de trabajo a nivel físico, y aquí los infartos juegan un papel determinante.
El "karoshi" no es exclusivo de Japón: ya está presente en todo el mundo y se alimenta de la idea de aparentar trabajar muchas horas delante del ordenador aunque estemos siendo improductivos. Lo que conocemos comúnmente como calentar la silla.