En los últimos años, tanto en España como en Europa la energía eólica ha tenido un auge sin precedentes, consolidándose como fuente esencial de energía renovable. Sin embargo, no todo son ventajas. Además de los problemas derivados del reciclaje de las turbinas, los parques eólicos también pueden tener un impacto negativo en la fauna de su entorno.
Por ejemplo, según un estudio publicado recientemente por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), sólo en la provincia de Cádiz mueren al menos un millón de murciélagos cada año.
Los parques eólicos, una amenaza para los murciélagos
Según datos de la AEE, hoy en día existen en España más de 22.000 aerogeneradores repartidos por unos 1.500 parques eólicos y la cifra va en aumento. También crece cada vez más el tamaño de las propias turbinas, cuyas aspas se mueven a una velocidad de 300 km/h de media. Lógicamente, esto además de transformar el paisaje, también afecta a la fauna local.
Este estudio liderado por la Estación Biológica de Doñana del CSIC, en el que han participado también equipos de la Universidad de Lund (Suecia) y la Universidad de Sevilla, advierte del “impacto devastador” que los parques eólicos de Cádiz están teniendo sobre los murciélagos, y posiblemente en otras regiones de España.
Según sus datos, ya mueren al menos un millón de murciélagos al año en los parques andaluces. En su mayoría, se cree que estas muertes están directamente relacionadas con lo que se denomina como ‘barotrauma’: un daño irreversible y colapso de sus órganos, por el brusco cambio de presión que se produce en las inmediaciones de los aerogeneradores.
Para elaborar dicho estudio, se han analizado los datos de mortalidad de murciélagos recogidos entre 2005 y 2016 en parques eólicos de la provincia andaluza. Los resultados, publicados en la revista Acta Chiropterologica, revelaron cifras alarmantes: de las 31 especies existentes de murciélago que viven en la España peninsular, un tercio se encuentran amenazadas.
La autora principal del estudio, Sonia Sánchez, destacó que los murciélagos “tienen una tasa de reproducción muy baja, lo que hace que el impacto sea aún más preocupante, especialmente en especies sedentarias”. Asimismo, a diferencia de otras regiones donde los murciélagos afectados suelen ser migratorios, aquí se ven afectadas poblaciones locales.
El estudio también plantea cuestiones sobre la eficiencia real de los programas de vigilancia ambiental existentes, que se centran en aves planeadoras de gran tamaño y pasan por alto las tasas de mortalidad de murciélagos. Por tanto, los autores instan a “implementar métodos de monitorización más adecuados para animales de pequeño tamaño”.
En un país comprometido con la transición hacia fuentes de energía más limpias, este estudio arroja luz sobre un desafío crucial: la energía eólica es esencial para combatir el cambio climático, pero no debe ser a expensas de la biodiversidad.
En este sentido, Sonia Sánchez subraya la importancia de llevar a cabo medidas “como la parada temporal de las turbinas durante los periodos de alta actividad de murciélagos”.
Que las energías renovables sean necesarias, no quita que estas no siempre sean sostenibles, y su desarrollo a veces avanza en detrimento del medio ambiente y de las pequeñas poblaciones. Ejemplo de ello es este macro proyecto de energía solar que acaba de tumbar el Gobierno en Alicante o este polémico parque eólico marítimo de Noruega.
