Todo salió mal para Ferrari en el Gran Premio de Baréin. La carrera que debía servir como redención tras el mal estreno en Australia terminó siendo una auténtica pesadilla con Sebastian Vettel y el motor de Leclerc en el papel de villanos. Ferrari patinó en Sakhir y añadió unas pocas dudas más a las que ya había en Albert Park.
Porque sí, el SF90 fue rápido en Baréin, pero los errores volvieron a costar puntos muy importantes. El coche parece preparado para luchar por el mundial, pero es mucho más discutible si lo está el equipo humano, comandado por el piloto estrella, Sebastian Vettel, que en Sakhir cometió un error garrafal.
Ordenaron a Leclerc mantenerse detrás de Vettel
La única esperanza de lo visto en Baréin es Charles Leclerc. El monegasco dominó todo el fin de semana y, pese a mostrarse nervioso en la arrancada, se sobrepuso muy bien para recuperar rápidamente la cabeza. La carrera de Leclerc a partir de la vuelta dos fue toda una lección y una demostración del gran piloto que ha encontrado Ferrari.
Aunque los de Maranello parece que no lo tienen del todo claro todavía, y le pidieron a Leclerc por radio que no adelantase a Sebastian Vettel. El propio piloto monegasco admitía que "me dijeron por la radio que me quedase dos vueltas detrás de Vettel, pero en la siguiente recta tuve la oportunidad de hacerlo, así que fui por ello y fue un pase exitoso".
Recordemos que Ferrari ya ordenó frenar a Leclerc en la primera carrera de la temporada, en Australia, cuando el monegasco había capturado a Vettel en la lucha por la cuarta posición. En aquella ocasión Leclerc se había beneficiado de una estrategia mucho más beneficiosa, pero en Baréin su ritmo fue real, y muy superior al del tetracampeón.
El reconocimiento a Leclerc tras la carrera en la que consiguió su primera pole y su primer podio ha sido unánime, incluso Lewis Hamilton le animó antes de la ceremonia del podio, algo que también hizo Fernando Alonso, presente en el circuito. Ahora a Leclerc solo le queda dejar de conseguir victorias morales y sumar de 25 en 25.
Pero alrededor de Leclerc todo se desmoronó. El equipo no estuvo nada fino en la estrategia, haciendo que Vettel perdiese en un principio la segunda posición con Lewis Hamilton. Por suerte para ellos el alemán la pudo recuperar en pista, beneficiados en parte por otro error de Mercedes, al montarle a Hamilton las gomas más blandas.
La peor consecuencia de meter a Vettel en una batalla contra Lewis Hamilton llegaría después. El de Ferrari volvió a perder los nervios y trompeó mientras trataba de no ser adelantado de nuevo por el Mercedes. Es su cuarto trompo en las últimas diez carreras, y su balance de duelo cuerpo a cuerpo contra Hamilton cada vez empieza a ser más deficitario.
Recordemos que el año pasado Sebastian Vettel ya cometió errores clave en la varias carreras de la segunda mitad de temporada, como fueron Alemania, Italia, Japón o Estados Unidos, facilitando mucho la consecución de su quinto título a Lewis Hamilton. Por eso en Italia ya hay quien reclama que se acaben las órdenes de equipo y se le entregue el poder a Leclerc, si es que se lo gana en la pista.
El otro problema de Baréin fue el motor. Después de Australia se había especulado que la unidad de potencia de Ferrari no era fiable a alto rendimiento, y en Sakhir se confirmó. En carrera Leclerc dijo por radio que era el MGU-H, pero desde Ferrari, una vez acabada la prueba, insisten en que fue un cilindro que falló, disparando el consumo de combustible.
De hecho en Ferrari aseguran que de haber sabido que saldría el Safety Car a dos vueltas del final incluso podrían haber mantenido la segunda plaza con Bottas, ya que el ritmo tan bajo de Leclerc se debía a que tuvo que ahorrar mucha gasolina. En cualquier caso, un fallo que como admitió el propio Mattia Binotto, jefe de equipo de Ferrari, "es inaceptable".
En definitiva, Ferrari se va de Baréin con solo dos buenas noticias. La primera, que tienen un gran piloto de futuro y presente, y la segunda que su coche es rápido. En su mano está dejar los regalos de Navidad y comenzar a sumar victorias, empezando dentro de quince días en China, en la que será la carrera número 1.000 de la historia de la Fórmula 1. Que mejor efeméride para empezar a cambiar una dinámica nefasta.