En el fondo, ¿qué más da quien ganara el pasado domingo la carrera disputada en Silverstone? Asistimos a un espectáculo realmente desconcertante, que gracias adiós no tuvo un desenlace trágico. Porque aunque a veces lo olvidemos, subirse a un monoplaza de Fórmula 1 es un deporte de riesgo. Imaginaros hacerlo en un circuito con tramos tan rápidos como Silverstone, y montando unas gomas que pueden reventar sin previo aviso.
Lo siento, pero me pareció absolutamente inadmisible. Con lo “segura” que es la FIA cuando se trata de dar inicio a carreras (o incluso sesiones clasificatorias) en condiciones de mojado, me sorprendió bastante que a Charlie Whiting le temblara el dedo para ordenar una bandera roja inmediatamente después del reventón de Jean-Eric Vergne, tercero idéntico en apenas 15 vueltas. ¿Que hubiera sido impopular? Probablemente, pero cuando hay vidas en juego, la popularidad de las decisiones no importan.
Pero ya sabemos que a veces en Fórmula 1 eso de “show must go on” pesa demasiado, y la carrera siguió su curso tras un necesario periodo de Safety Car para limpiar las zonas más sucias del trazado. La victoria se la llevó finalmente Nico Rosberg, pero en esta ocasión el alemán no se mostró como el piloto más rápido en pista, aunque estuvo en el lugar adecuado en el momento adecuado para alzarse con su segunda victoria en los últimos tres Grandes Premios, todos ellos post-test de los 1000 km en Barcelona.
Red Bull y Mercedes mandan
Si algo debe destacarse de la carrera del pasado domingo, es el aparente cambio de papeles al frente. Ahora resulta que con temperaturas altas y en un circuito tan exigente a nivel de gomas como Silverstone, tanto Red Bull como Mercedes se mostraron como los mejores coches en carrera. Por su parte, Ferrari, que venía convencida que el trazado inglés sería idóneo para su monoplaza, no era capaz de marcar el ritmo que por ejemplo sí mostró en un trazado similar a Silverstone como es el Circuit de Catalunya.
Es, desde luego, un cambio de panorama suficientemente destacable como para pensar que hay algo más allá de la incapacidad técnica a la hora de desarrollar el coche que Ferrari viene manifestando últimamente. No seré yo quien diga que Pirelli ha cambiado los neumáticos por decisión propia, porque creo que es algo demasiado gordo como para soltarlo sin tener pruebas muy evidentes de ello, pero algunos ya lo habréis leído en algún que otro sitio.
Sí soy de la opinión, sin embargo, que lo que aparentemente sea un cambio irrelevante a nivel de prestaciones, como el nuevo proceso de pegado del anillo de acero a la banda de rodadura de los neumáticos, que ya anunció Pirelli previamente, conlleve algún que otro cambio a nivel de comportamiento de las gomas. Eso, en un deporte en el que las mejoras se miden en milésimas de segundo, puede ser suficiente para que los rendimientos de los coches se vean alterados en mayor o menor medida, y por las declaraciones que ha venido haciendo Ferrari todo el fin de semana, me huelo que por ahí pueden ir los tiros.
Ferrari se aleja del título
Sin embargo, y tema neumáticos al margen, Ferrari debe replantearse su organización interna. No puede ser que lo que era el mejor coche de la parrilla a principio de temporada se esté convirtiendo en un monoplaza tan errático que ya ni tan siquiera es capaz de imponer la que era su gran baza: el ritmo de carrera. Fernando Alonso acabó en el pódium, sí, pero no nos engañemos: su coche tenía un ritmo para hacer como mucho 5º en Silverstone. Impensable al salir del GP de España con una sensaciones extraordinarias.
En relación a la estrategia de Ferrari con la parada de Alonso justo antes de salir el Safety Car, al final el resultado fue bueno porque tuvo tiempo de adelantar con sus gomas frescas a los pilotos que no iban a parar, pero el momento de la entrada de Alonso a hacer la parada es cuanto menos dudoso. Con riesgo de aparición de Safety Car, siempre hay que entrar una vez el Safety Car sale a pista. Es la ley de los delta times. Webber y Rosberg lo hacen así, y se reincorporan, tras 25 segundos de parada, delante de pilotos que tenían antes de la aparición del Safety a apenas 11 segundos. Alonso es el que pierde más posiciones en la parada (4), y suerte tiene que el Safety Car sale justo cuando está entrando al pit lane.
El que cada vez tiene más de cara el título es Sebastian Vettel. Lo sé, digo esto cuando el alemán acaba de firmar un cero en su casillero, pero Silverstone iba a examinar las mejoras del Red Bull en circuitos exigentes a nivel de gomas, en especial cargas laterales, y ha aprobado el examen con una nota elevada. O cambian mucho las cosas, o este Red Bull vuelve a oler a campeón. Os aseguro que espero equivocarme. O por lo menos que no le sea una tarea sencilla.
No me puedo olvidar antes de acabar de uno de los hombres de la carrera: Lewis Hamilton. Por fin se le vio un fin de semana completo, siendo consistentemente más rápido que Rosberg. Si el Mercedes es lo bueno que parece ser, y Hamilton vuelve a ser el Hamilton que tanto nos gusta, podemos tener una segunda mitad de campeonato muy entretenida.
El desastroso calendario de esta temporada hace que apenas tengamos tiempo de olvidarnos de Silverstone y ya estemos en Nurburgring. Nos leemos después del Gran Premio de Alemania por aquí, o durante la espera en mi twitter (@smarcusf1).