En 2014, y debido al mayor peso de los nuevos motores V6 Turbo, la FIA aumentó el peso mínimo de los monoplazas (ojo, con piloto incluido)de 642 a 691 kilogramos. Como el peso del piloto está incluido en el total, las escuderías suelen pedir a sus pilotos que aprovechen la temporada para perder unos cuantos kilos de forma que la ganancia pueda ser aprovechada por los ingenieros para colocar lastres en las posiciones más favorables.
De cara a la temporada 2014, casi todos los pilotos han tenido que perder peso. Ese es el caso de Marcus Eriksson que a pesar de sus "solo" 69 kilos de peso para su 1,80 de estatura, recibió la consigna de Caterham de perder peso. El caso contrario es el de Force India que ha decidido aligerar el chasis de su monoplaza ya que cuentan con uno de los pilotos más pesados de la parrilla, Nico Hülkenberg.
Por su parte, Nico Rosberg ha perdido 3 kilos desde la última carrera de 2013 y su compañero lewis Hamilton ha hecho lo propio perdiendo 4 kilos. La misma cantidad que se ha dejado en el camino Daniel Ricciardo. Algo que, como ha comentado jocosamente Christian Horner, no habrá dejado contento a Adrain Newey. Si fuera por el británico haría perder 15 kilos a cada uno de sus pilotos. En esta batalla por perder peso hay un ganador. Felipe Massa es el piloto más ligero de la parrilla con 58 kilos de peso.
Pero en esta batalla por la grasa hay dos opiniones. Mientras que los pilotos más pesados abogan por aumentar el peso mínimo y así limitar la importancia del peso del piloto, otros como Nick Heidfeld se quejan amargamente por el imcremento de peso mínimo que ha sufrido la Fórmula 1 en los últimos años. De los 600 kilos de 2011, último año del alemán en la parrilla, hemos pasado a 691 sin olvidar que en un año, el peso llegará a los 700 kilogramos. Un aumento de peso que tiene un efecto negativo en las prestaciones de los monoplazas. Y si ya los nuevos motores aún están lejos de los V8...con más peso aún son más lentos.
Vía | Motorsport