Que las órdenes de equipo están a la orden del día tanto en la Fórmula Uno como en el Mundial de Rallys es algo que no escapa a nadie. Pero en un fin de semana como éste que acabamos de vivir, en el que han coincidido ambas categorías, me ha sorprendido y mucho la doble vara de medir que utiliza la FIA en dos Campeonatos a los que da su nombre.
Y me estoy refiriendo a las flagrantes órdenes de equipo que aplicó el equipo Ford BP en el Rally de Córcega para que uno de sus pilotos, Mikko Hirvonen, escalara del cuarto al segundo puesto final en la general y mantuviera alguna opción de arrebatarle el título a Sébastien Loeb. Ford decidió parar a dos de sus pilotos, Duval y Latvala, haciéndoles penalizar en el último control horario, para que de esta forma Hirvonen les superara en la general.
Hasta ahí, todo normal, aunque me parece que el resultado del rally queda totalmente adulterado. Pero lo que realmente causa sonrojo es comprobar como el director de Ford BP, Malcolm Wilson, no tenía ningún problema en anunciar antes de la última especial del rally que pensaba parar a sus pilotos.
"Si las cosas continúan así, intentaremos colocar a Mikko en la mejor posición posible de cara a sus aspiraciones al Campeonato, es decir, en el segundo puesto," aseguraba Wilson minutos antes de que Duval y Latvala penalizaran deliberadamente en el control horario. Parece increíble que la FIA no tome cartas en el asunto en un hecho tan flagrante y claro.
No acabo de entender que en la Fórmula Uno estén prohibidas las órdenes de equipo y que las escuderías, cuando las aplican, tengan que inventarse todo tipo de artimañas y códigos entre sus pilotos, y que en cambio en el Mundial de Rallys puedan anunciarse a los cuatro vientos y no pase nada de nada. En fin, la FIA...
