El pasado fin de semana se celebró en el Circuit de Catalunya uno de esos eventos que se ha convertido ya en un fijo del calendario de cualquier amante del automovilismo: el Espíritu de Montjuïc. En su quinta edición, este evento que tiene por objetivo revivir el ambiente de carreras que se vivió en la Montaña Mágica de Barcelona volvió a estar a la altura de los más nostálgicos.
Precisamente hoy 27 de abril se cumplen 40 años del fatídico accidente de Rolf Stommelen al perder su alerón trasero en plena recta e irse contra el público en Montjuïc. Ese accidente pondría fin a la historia de la Fórmula 1 en el trazado urbano de Montjuïc, para dar relevo unos años después al Circuit de Catalunya.
La Fórmula 1 más cerca que nunca
En el Circuit de Catalunya se reunieron monoplazas de todas las épocas de la Fórmula 1 para hacer las delicias de todos los que pasaron por allí. Más de 60 protagonistas de la historia de nuestro deporte podían contemplarse en vivo y en directo, desde piezas únicas como un Cooper-Bristol del 52, pasando por los Lotus 32B del 65, un Ferrari 246, o varios Williams, Lotus, Tyrrell y una larga lista de clásicos.
Pero lo más atractivo de un fin de semana como éste no es otra cosa que poder pasearse por los boxes mientras los diferentes equipos trabajan en esos monoplazas. Poder ver a dos palmos cada uno de los secretos que guardan las entrañas de esos vehículos históricos. Sin mantas ni paneles para tapar nada. Eso es lo que hace estos eventos totalmente distintos: la cercanía a una época dorada de la Fórmula 1.
Del Maserati 250F a los Lotus John Player Special
De entre todos los monoplazas, personalmente me quedo con el Maserati 250F. Es un coche que siempre me ha causado una atracción particular. Sí, ya sé que aparentemente no tiene nada del otro mundo, pero seguramente la tremenda sencillez del coche para dar un resultado estéticamente tan bonito es lo que siempre lo ha hecho un coche especial. Y por supuesto, saber que el gran Juan Manuel Fangio regaló algunas de sus mejores actuaciones tras ese volante de dimensiones considerables también suma parte de esa magia.
De entre los monoplazas más modernos, además de los Brabham y los Williams, siempre gusta volver a disfrutar de esos inigualables Lotus de negro y dorado decorados con la publicidad de John Player Special. Probablemente pocas decoraciones hayan sido tan icónicas como esa en la historia de la Fórmula 1.
Sinceramente, si en futuras ediciones tienes oportunidad de acercarte a este evento que ya tiene su cita anual en el Circuit de Catalunya, no lo dudes ni un instante. Vivirás unas sensaciones únicas que te llevarán a otros tiempos. ¿Mejores? Sin duda, diferentes.
