Se salvó la primera bola de partido, pero a la segunda puede ir la vencida. El Consejo Mundial del Motor decidió hace menos de dos semanas mandar de regreso a los promotores del WRC para que revisaran el tema del Shootout. En diciembre, dicha proposición volverá a pasar por delante de los ojos de la Federación Internacional y parece ser que tanto Oliver Ciesla como Jost Capito están muy esperanzados en que ésta vez sí reciba el visto bueno.
La modificación principal que se desea instaurar en este Shootout sigue siendo la que se comentó hace unos meses de utilizar un coeficiente por el cual los segundos que consigan los pilotos durante las dos primeras etapas, serán divididos entre diez y la ventaja se aplicará al piloto que vaya delante antes de comenzar la competición el domingo. Desde luego las palabras de Capito hoy no vuelven a dejar a nadie indiferente y no hacen más que alertar sobre la situación que podemos vivir a partir de ahora en el WRC.
No se debe escuchar lo que quieren los pilotos. Ellos no son los que invierten en el deporte. Son importantes para los rallyes, pero no deben estar involucrados en las decisiones del reglamento. Ellos deben participar en la seguridad, no hay duda, y deben estar involucrados en la organización de los rallyes, pero la última palabra en el resto de cosas debe corresponder a los que invierten en el deporte.
Una declaración que sin duda expresa el carácter autoritario de un Capito al que parece que un panorama sin este nuevo Shootout no está en sus planes. ¿Si los verdaderos protagonistas de una competición no pueden opinar sobre el reglamento quién lo va a hacer? El jefe de Volkswagen Motorsport debería tener en cuenta que se está olvidando de otra categoría importante en estas decisiones, los aficionados, y por ahora no he visto muchas opiniones a favor de un sistema que ni simplifica, ni hace más espectaculares los rallyes, ni mantiene la esencia de la categoría en el que debe ser el campeonato referencia a nivel Mundial.
No hay que olvidar que los pilotos siempre están en contra del cambio. Dijeron que la Power Stage mataría el WRC cuando fuera introducida. No lo hizo. Los conductores quieren sobre todo el deporte puro, pero son un poco cortos de miras, si no hay interés entonces los fabricantes no entrarán y ellos no tendrán un puesto de trabajo.
Vía | Autosport