Me gusta muy poco dejarme llevar por lo visceral cuando veo un accidente en la F1. Ayer, tras darse la salida y preguntarme qué se habría fumado Pastor Maldonado para salir como un cohete mientras los demás estaban todavía sintonizando la radio (según Pastor se le resbaló el embrague de entre los dedos…), uno de los accidentes más espectaculares de los últimos meses aparecía en pantalla. Romain Grosjean empujaba a Lewis Hamilton hacia la hierba, éste perdía el control y los dos monoplazas se catapultaban contra el de Fernando Alonso.
Piezas, trozos, neumáticos y un mal cuerpo importante cuando vimos cómo el monoplaza de Grosejan pasaba cerca del casco de Fernando Alonso, y cómo el Ferrari saltaba en vertical para darse un costalazo de aúpa contra el asfalto. Y mientras Hamilton llamaba loco a Grosejan, sentíamos un poco de congoja al ver que Fernando Alonso seguía dentro del monoplaza. Afortunadamente no pasó nada grave. Afortunadamente, como comentó Igor en la pregunta de esta semana. Hoy, con Romain Grosjean, caracterizado como “el Malo”, sancionado para Monza, podemos decir que ya está todo bien repartido, pero ¿cómo reaccionó el respetable ante el accidente?
“El feo” siempre se lleva la primera tollina. “¡La que ha liado Hamilton!” o “strike de Hamilton” podía ser lo más leído en los primeros momentos. El afán por dar la noticia los primeros, ciega. No se si hay otro culpable que Antonio Lobato, la verdad, porque a él se lo escuché primero. Luego se sucedieron las repeticiones de esas palabras en Twitter como la pólvora. “Hamilton, así no” y demás lindezas, tan solo para verificar con la repetición que la culpa fue totalmente, cien por cien, de Romain Grosjean. Pero, siento decirlo, como “El Bueno” estaba fuera de carrera y parecía que se había hecho daño, había que liberar la ira contra “el Feo”, que querían convertir en “el Malo”.
Posteriormente ya sabemos que “el Malo” es Grosjean, para el que se pedía la cabeza una sanción “por favor”. Sanción merecida, y sobre todo, me quedo con las palabras de Alonso sobre que Grosjean aún tiene la cultura de la GP2. Palabras duras, como duro ha sido el golpetazo, y merecidas también, porque está claro que se merece una reprimenda por lo que se pudo haber formado. “Las carreras no se ganan en la primera curva; muchas veces se pierden”, decía Fangio. A Grosjean le faltó temple para pasar la primera curva tranquilamente y “ganar” la carrera durante el resto de las 43 vueltas y 20 curvas restantes. Pero se precipitó y “noqueó” a dos pilotos que luchan por el mundial. También arruinó la carrera de Kobayashi, no lo olvidemos (¡que parece que lo olvidamos!), y de más gente con la salida de un Safety car que no tenía que salir.
Lo malo de todo el asunto no es el accidente en sí (ya que no hay que lamentar lesiones ni nada más grave que el “debris” en la pista y los millones que costarán las reparaciones), y no creo que haya que etiquetar a Grosjean como “el Malo” para los restos. Pero tampoco debería verse a Lewis Hamilton como “el Feo” eterno, ni a Fernando Alonso como “el Bueno”. Son tres pilotos que luchan por su campeonato. Evidentemente, lo que hizo el francés está fatal, es de loco como le dijo Hamilton. Aquí, el malo de todo esto es el afán por dar la noticia el primero. Ya no hay tiempo de reflexionar antes de hablar, y es por eso que cada vez me cuesta más ver las carreras enganchado a las redes sociales.
El problema, para resumir, es que se pierde el respeto por los pilotos que, aunque hayan provocado un accidente, no deben ser objeto de insultos. ¿Esto es fútbol? No nos olvidemos que todos se juegan la vida, y me niego a creer que ninguno de los que forman la parrilla arriesguen las vidas de los demás conscientemente. Cada vez hay más inmediatez en la información, y por eso mismo cada vez hay más errores en el relato de los hechos y todos podemos tener esos errores, cada vez las enmiendas o rectificaciones se pierden o directamente no se hacen, y cada vez tenemos más doctores en todo, que sientan cátedra y reparten justicia e inquina.