El 18 de febrero de 2001, en la última vuelta de las 500 millas de Daytona (prueba inaugural de la temporada de NASCAR, y que se disputa hoy en su edición 2011) el mundo del automovilismo perdía a Dale Earnhardt. El mítico piloto del número 3 se quedaba en el circuito en la última vuelta, en la curva 3, cuando por razones desconocidas y yendo en fila de a tres (prometo que no es broma) el coche de Earnhardt perdió el control y se vino abajo para impactar con el bólido de Sterling Marlin.
Tal y como "cayó" por la pista, volvió a subir hasta estrellarse con el muro que la delimita. El ángulo de ataque contra el muro fue tal que maximizó los efectos de un golpe que visualmente era bastante normal dentro de lo que suele verse en la NASCAR. Por eso, el cúmulo de fatalidades que derivaron en la muerte de Dale Earnhardt es de lo más terrible. Hoy queda su legado en la persona de Dale Earnhardt Jr., su larga carrera, sus siete títulos de la NASCAR y el recuerdo de un piloto tan peculiar como agresivo, y tan mediático como efectivo. El dorsal número 3 nunca más decoraría un coche negro decorado por GM Goodwrench.
Nos quedan además vídeos y recuerdos, muchas líneas escritas sobre el legendario Dale Earnhardt, y como no queremos recordarlo hoy poniendo el vídeo del accidente, lo haremos con el vídeo de su victoria en las 500 millas de Daytona. En 1998 consiguió por fin vencer en una prueba que se le resistió sobre todas las cosas, tras 19 participaciones en la carrera, y habiendo liderado por dos veces (en dos carreras anteriores digo) la carrera hasta la bandera blanca.
Recuerdo haber visto la carrera el año que sucedió la tragedia. Fue realmente sorprendente, nadie esperaba que un golpe tan suave aparentemente terminase tan mal. Diez años después aún me impresiona.
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