Con la aclaparadora victoria de Lewis Hamilton en Hockenheim, y la cada vez más discutida papeleta de Ferrari en este campeonato, parece que el mundillo de la Fórmula 1 ya considera como un hecho indiscutible que la mejor escudería en estos momentos es McLaren. Lo he dicho varias veces, pero quién nos iba a decir esto cuando a priori parecía un Mundial que Ferrari se llevaría con la gorra.
Lo cierto es que en Woking han hecho los deberes de una manera brillante este año, y quiero pensar (estoy convencido) que la aportación de Pedro De La Rosa debe ser muy tenida en cuenta en este sentido. El propio Kimi Raikkonen reconoció tras Alemania que Ferrari está ahora mismo por detrás de McLaren, pero se encomendaba a las recurridas mejoras que llegarán un día de estos y volverán a poner a los bólidos rojos en su lugar. Antes acostumbraba a ser así, pero vuelvo a repetirme diciendo que esta Ferrari no es la de hace apenas unos años.
Mientras tanto, la euforia se ha instalado en casa de Ron Dennis, que no cabe en su gozo de ver como en manos de su "hijo" favorito, las flechas de plata son unos auténticos misiles inalcanzables para el resto de pilotos. Quizás por eso el patrón de McLaren no ve por qué motivo en Hungría McLaren no va a volver a presentar el mismo dominio que el exhibido en las últimas carreras.
Además, para el Gran Premio que se disputará en el Hungaroring en dos semanas, la escudería británica volverá a introducir nuevas mejoras mecánicas y aerodinámicas en su monoplaza para adaptar el MP4-23 al revirado trazado húngaro, entre las que sin duda estará el capó motor en forma de aleta de tiburón. Si siguen a este ritmo de progreso, el objetivo de pasar de una punta del pit lane (en teoría) a la contraria puede hacerse realidad.
Pero no matemos todavía a Ferrari, y démosles dos carreras más, que este Mundial está dando muchos bandazos.
