Ninguna persona, carga o animal que llevemos en nuestro coche puede ir de cualquier manera. Nosotros tenemos que ir sentados correctamente ocupando un asiento y llevar abrochado el cinturón de seguridad. Los niños, hasta los 12 años y 1,35 m de altura, tienen que utilizar un sistema de retención infantil homologado. El equipaje y la carga tienen que ir adecuadamente colocados para evitar que moleste a los pasajeros o se mueva y comprometa la estabilidad del vehículo.
Y en el caso concreto de los animales también hay que cumplir con las normas de circulación, para que viajen seguros y también para que no puedan molestar a los pasajeros, ni comprometer la seguridad de la conducción. En pocas palabras: las mascotas también tienen que ir sujetas dentro del coche, como las personas.
Es una cuestión de seguridad
En España el apartado primero del artículo 18 del Reglamento General de Circulación es el que menciona que hay que llevar los animales de tal manera que no interfieran con el conductor, para que este "mantenga su propia libertad de movimientos, el campo necesario de visión y la atención permanente a la conducción".
Es decir, esto implica que las mascotas no pueden ir sueltas en el habitáculo, pues esto implica que podrían moverse por el coche y llegar a distraer o entorpecer al conductor. Aunque queramos mucho a nuestro perro o gato (o conejo, pájaro, o cualquier otro animal de compañía), no podemos ir con él en brazos, ni tampoco puede ir sin más en el suelo, pues el animal, aunque esté bien educado, puede llegar a asustarse o tener alguna reacción que resulte peligrosa para el conductor.
De la misma manera hay que tener presente que en caso de frenazo brusco, o peor aún en caso de accidente, si la mascota está suelta dentro del habitáculo, sobre la bandeja posterior o en el maletero, sufrirá los efectos de la deceleración e inercia, se golpeará contra superficies duras, puede golpear a los pasajeros o incluso puede salir despedida del coche. Por su propia seguridad es responsabilidad de su dueño y del conductor llevarla adecuadamente dentro del coche.
Elige la mejor opción para tu mascota
Para ello hay diferentes soluciones posibles para el transporte de mascotas en los coches, dependiendo de su tamaño.
Para las mascotas pequeñas se puede emplear un transportín, es decir, un cofre o jaula específicamente diseñado para transportar en su interior animales, con rejillas para que puedan respirar. Los hay de diferentes materiales, flexibles o rígidos, pero en general suelen ser de plástico. Hay varios tamaños para adaptarse al animal. No debe ser demasiado pequeño, el animal tiene que poder entrar sobradamente y tener un poco de espacio para moverse. Si dentro llevamos una toalla, manta,cojín o peluche que le sea familiar al animal, viajará más cómodo y tranquilo.
Según sea el tamaño del transportín se llevará en el suelo del habitáculo, entre los asientos traseros y los asientos delanteros, encajado de modo que se mueva lo mínimo posible. No debe llevarse sobre los asientos, ni siquiera si se intenta sujetar con el cinturón de seguridad, pues no es eficaz y el transportín se rompe. Si el transportín es grande se debe llevar en el maletero del coche, colocado de manera que permanezca estable y no se mueva.
Para las mascotas de tamaño medio, que estén educadas y acostumbradas a viajar en el coche, se puede utilizar un arnés. Es importante que esté homologado como sistema de retención conforme a la normativa europea. El arnés no debe sujetarse al cuello del animal, sino a su torso, para evitar asfixiarle, y debe tener dos puntos de anclaje que se pueden sujetar a las hebillas del cinturón de seguridad del asiento del coche, al propio cinturón, o incluso a los anclajes isofix, según el modelo.
Los de un solo enganche no son del todo eficaces y la hebilla puede romperse. La correa del arnés debe tener poca holgura para que el animal vaya cerca del asiento y se limite el movimiento que puede sufrir en caso de frenazo o accidente. El asiento delantero del acompañante no es recomendable si el coche equipa airbag frontal pues cuando se dispara puede golpear violentamente al animal y causarle lesiones.
Para las mascotas más grandes no queda otro remedio que llevarlas en el maletero. No son recomendables los maleteros cerrados de coches tipo sedán (tres volúmenes) pues la ventilación no es suficiente. Lo mejor es un maletero abierto, en el que se pueda quitar la bandeja. Se debe llevar instalada en el coche una reja de separación con el habitáculo. Debe ir correctamente montada: anclada a la estructura del coche y debe cumplir con la normativa europea.
Aún así, hay que pensar que el animal puede moverse dentro del maletero, y eso tampoco es bueno, pues también podría golpearse. Debería usarse también un arnés que se sujeta a las argollas que suele haber en el maletero para sujetar la carga, o utilizar una segunda reja de separación que divida el maletero en dos partes.
La última opción, cuando no hay espacio en el coche, es utilitar un remolque homologado para el transporte de animales, los hay de diferentes tamaños, por ejemplo para poder llevar varios perros a la vez.
No se te olvide que es un ser vivo
Por último, a la hora de llevar animales en el coche, no se te olvide que son seres vivos. Una mascota se puede marear al viajar en el coche, por lo que cuanto menos se mueva, menos probable será que se maree. Se puede evitar que coma varias horas antes del viaje, para que lo haga con el estómago vacío. También se puede consultar al veterinario, si no hay otra solución, para que le de algún medicamento antimareo.
Los animales también tienen que descansar durante el viaje. Conviene que estiren las patas y se muevan un poco a la vez que se para a descansar o repostar. Y no hay que olvidar que tienen que recibir suficiente aire y ventilación, por lo que no pueden ir en un transportín rodeado de equipaje y bultos en un maletero lleno hasta arriba que no les deje respirar. También tienen que beber agua cada cierto tiempo para no deshidratarse, sobre todo en los días de calor. Por cierto, si aparcas el coche, mejor no dejes al animal dentro solo, encerrado y sin agua, le puede dar un golpe de calor.