Los faros antiniebla son probablemente uno de los elementos del coche peor utilizados por los los conductores: algunos son olvidados por sus dueños, desconocedores de la existencia de los mismos, otros han abusado de ellos para dar una "apariencia deportiva" y, otros tantos, no saben realmente cuándo, dónde y cómo usarlos. La experiencia de uso varía mucho dependiendo del territorio en el que nos estemos moviendo, no es lo mismo vivir en una aldea en los Picos de Europa que en San Javier, Murcia. El clima ofrecerá con más o menos regularidad las situaciones climáticas extremas en las que se deben utilizar los faros antiniebla.
Teniendo en cuenta este hecho, es posible que algunos conductores no vayan a encontrarse nunca en un entorno en el que haya que hacer uso de ellos, y es por ello que algunos fabricantes optan por no instalarlos de serie, sino como un extra. Sea como fuere, vivas donde vivas, es altamente recomendable saber hacer un buen uso de los mismos para conducir con la mayor seguridad posible en el mayor número de situaciones.
¿Cuándo?
Cuando las condiciones meteorológicas sean especialmente adversas. Según el Reglamento de Tráfico, entendemos como condiciones meteorológicas casos de niebla, lluvia intensa, nevada y nubes de humo o de polvo. Es en estas situaciones cuando debemos utilizar los faros antinieblas de forma aislada o incluso a la vez que las luces de corto o largo alcance. Los antinieblas traseros, sin embargo, son especialmente luminosos y sólo deberán ser encendidas cuando, y cito textualmente, las condiciones meteorológicas o ambientales sean especialmente desfavorables. Entender qué son condiciones de baja visibilidad y condiciones especialmente desfavorables queda a juicio del conductor.
Un buen indicador de que ha llegado la hora de encender los antiniebla traseros es que nosotros mismos, desde nuestro vehículo no podamos identificar con claridad las luces de los coches que circulan delante de nosotros. Por citar ejemplos reales, las lluvias torrenciales típicas de la Gota Fría, las densas nieblas de la España verde y las fuertes nevadas en la zonas montañosas, son algunas de las adversidades que pueden necesitar de los antinieblas traseros. Además, deberíamos tener en cuenta si circulamos de noche o de día, pues la visibilidad se verá afectada.
Si os pica la curiosidad, aquí tenéis un vídeo mostrando la efectividad de los antiniebla:
¿Dónde?
Además, el Reglamento recoge que los antinieblas delanteros se pueden utilizar en lugares muy específicos sin que se haya dado ningún fenómeno meteorológico. En carreteras estrechas (con un calzada de menos de 6,50 metros de ancho) con un alto número de curvas consecutivas (así señalado por la correspondiente señal de curvas peligrosas) se permite también llevar los antinieblas encendidos.
¿Cómo?
Debemos ser especialmente cuidadosos a la hora de encender/apagar los faros antiniebla, fueron diseñados para ofrecer una alta penetración a través de las gotas de agua de lluvias y nieblas y, por lo tanto, cuando no existe agua que detenga su avance, resultan especialmente molestas para los conductores de la vía. Es por ello que el uso incorrecto de las mismas puede recurrir en multas como una infracción grave. Debemos estar atentos a la mejora del tiempo para apagarlas tan pronto como mejore la visibilidad y, con las traseras, hay que recordar que las utilizamos sólo en casos muy extremos.
Por último, recordad echar un vistazo al panel de instrumentos para asegurarnos de no estar circulando, por accidente, con los faros antiniebla.