Nos encanta en Espacio Toyota tener el privilegio de poder probar los vehículos de la marca y comprobar de primera mano las diversas soluciones tecnológicas aplicadas. Esta vez, además, nos damos un pequeño homenaje probando el Toyota GT86. Un deportivo basado en un concepto muy acertado y con un objetivo muy claro, la diversión al volante.
En esta primera entrega del relato de la prueba os detallamos nuestras impresiones sobre el diseño exterior y también hablaremos del corazón del coche, el motor bóxer del GT86.
Aspecto exterior, ideas claras con resultado sobresaliente
Honmono kan significa en japonés “auténtico” o “sensación genuina” y son las palabras que definen la base del diseño del GT86. Formas funcionales para un arquitectura de motor delantero y propulsión trasera que fortalece al atractivo atemporal del deportivo.
El GT86 es uno de los deportivos, con disposición de asientos 2+2, más compactos del mercado. 4.240 mm de largo, 1.775 mm de ancho y tan solo 1.285 mm de alto son las medidas de un coche que gusta desde el primer momento. Formas fluidas y acertados pliegues y volúmenes con detalles inspirados en el clásico GT2000.
Y esto no es por casualidad, mientras el equipo de diseño de Toyota trabajaba el modelo de arcilla a escala real del nuevo vehículo se colocó a su lado un 2000GT perfectamente conservado. Varios aspectos de la carrocería nos recuerdan al atractivo deportivo de 1967.
El diseño frontal inspirado en el concepto “Under Priority” ( Prioridad inferior), haciendo hincapié en una mayor rejilla inferior, y con faros delanteros de tamaño y forma perfectamente adaptados con luces LED de circulación diurna. Perfil afilado para el alargado frontal con notas agresivas y carácter muy deportivo.
Por cierto el coeficiente de resistencia es de Cd 0,27. Afortunadamente las soluciones aerodinámicas empleadas no acaparan el protagonismo y el resultado es equilibrado con clara genética "sports" pero sin aberraciones de gusto incierto, más bien todo lo contrario ya que hay un toque retro muy atractivo.
Las llantas de aleación del GT86 son de 17”, muy ligeras y están inspiradas en las del Toyota AE86. Son bicolor y combinan unos radios dobles mecanizados con unos radios más finos de contraste oscuros. Me gustaron mucho y su diámetro central más pequeño e inspirado en las llantas de buje es todo un acierto.
La vista trasera no se queda atrás, en términos de diseño, en absoluto. El habitáculo de formas compactas, pero espacioso como veremos en la segunda parte de la prueba, conecta armoniosamente con las formas anchas de la parte trasera de la carrocería.
El difusor trasero, que incorpora dos tubos de escape cromados, actúa de perfecto remate de toda la tecnología aerodinámica empleada en el GT86. Su tamaño es realista y proporcionado y refuerza la sensación de agilidad del deportivo.
El alerón trasero no es ni demasiado discreto ni excesivamente voluminoso. Múltiples detalles de diseño completan el conjunto, desde la luz antiniebla trasera triangular a las formas de las ventanas. Personalmente el GT86 me parece un acertadísimo ejercicio de diseño para un deportivo que hace un aproximación sensata, que no conservadora, a las técnicas y soluciones empleadas en el diseño de este tipo de vehículos hoy en día.
The Boxer, un motor de película
El logotipo de "pistón 86" ejerce de perfecto embajador del motor bóxer del GT86 recientemente desarrollado por Subaru. Cuatro cilindros enfrentados que utilizan la más reciente tecnología de inyección directa de combustible de Toyota. Es un motor deportivo de régimen elevado, con aspiración natural que desarolla 100 CV DIN por litro.
Todo en el GT86 está pensado para mejorar la dinámica del vehículo. El motor se ha ubicado lo más bajo, y retrasado, posible y además su propio centro de gravedad es bastante bajo. Diseñado para funcionar a altas velocidades todos los componentes han sido elaborados para ser lo más ligeros posible pero sobradamente rígidos para aguantar las tensiones que se producen a elevados regímenes de giro. La relación de compresión es de 12,5:1
El nuevo motor bóxer de cuatro cilindros se revoluciona hasta las 7.400 rpm (ritmo al que alcanza los 200 CV máximos) y puede ir asociado a una transmisión manual o automática (la segunda en el caso del vehículo de prueba) de 6 velocidades. Los ingenieros de Toyota han trabajado mucho sobre el sonido del motor bóxer. Se ha desarrollado una tecnología que optimiza el sonido de la admisión y luego lo canaliza al interior del habitáculo.
El resultado me pareció bastante acertado y la deportividad se siente especialmente cuando se exige al motor. Rodando en modos más tranquilos la discreción es la protagonista aunque el coche os garantizo que hace girar cabezas a su paso.
Terminamos aquí la primera entrega de nuestra prueba del GT86, en la segunda parte hablaremos del interior, la habitabilidad y por supuesto el comportamiento de este magnífico vehículo.