El CSRC, siglas en inglés del Collaborative Safety Research Center, o lo que es lo mismo, el Centro de Investigación Conjunta en Seguridad de Toyota, se puso en funcionamiento hace casi un año, en enero del 2011. Para ello, la marca japonesa realizó una inversión de 50 millones de dólares (algo más de 38 millones de euros) con el fin de realizar investigaciones sobre seguridad en automoción mediante un modelo de colaboración que da prioridad a compartir el talento y la tecnología de Toyota con múltiples instituciones.
A partir de ahora, el CSRC pondrá en marcha cuatro nuevos proyectos, escogidos de entre varias propuestas consideradas durante el último año, que tendrán lugar en Universidades americanas, concretamente el Virginia Tech (Virginia Polytechnic Institute), la Universidad George Washington, la Universidad de Iowa y la Universidad de Virginia.
Los dos primeros proyectos tendrán como prioridad la investigación del modelado de colisiones: un modelo informático detallado con dummies THOR-NT de la Administración estadounidense de Seguridad del Tráfico en Carretera (NHTSA, National Highway Traffic Safety Administration) y un proyecto para confirmar la biofidelidad y la capacidad de predecir lesiones en otras situaciones de colisión a través de los modelos humanos virtuales (THUMS Total Human Model for Safety).
Todos estos sistemas de modelado de colisiones sirven para que los investigadores puedan analizar los millones de datos resultantes de las pruebas y con ellos, realizar mejoras en el desarrollo de sistemas de seguridad pasiva tales como carrocerías deformables, cinturones de seguridad y airbags.
El tercer proyecto se centrará en el comportamiento previo a la conducción, es decir, en los movimientos o actos que realizamos dentro del automóvil antes de que nos pongamos en marcha, como por ejemplo, en lugar en el que elegimos apoyar los pies. Con esto se mejorará las interacciones entre el conductor y los vehículos.
Por último, el cuarto proyecto tiene por objeto la mejora de los sistemas de sujeción para los conductores de edad avanzada. Esta investigación se basa en otra anterior realizada en Japón y en la que se observó el gran número de lesiones abdominales que presenta la población mayor de 65 años implicada en accidentes de tráfico.