Que no te amargue el día, o la noche. El hielo en la carretera es algo común en estas fechas, y hasta prácticamente el próximo mes de marzo es algo que podemos esperar encontrar en ciertos lugares de la carretera. Si sabemos dónde está, es fácil estar prevenidos y salir airosos del trance de pisar una placa de hielo.
Si no sabemos dónde están, podemos llevarnos un buen susto. No existe ningún mapa detallado de las heladas que nos encontraremos en la carretera, pero sí que podemos tener una especie de checklist de cosas a tener en cuenta para estimar la probabilidad de encontrarnos una placa de hielo en el camino.
Precaución y sentido común
Obviamente, si las temperaturas son bajas y tenemos humedad en el ambiente, las probabilidades de encontrarnos con una placa de hielo son mayores que en otras condiciones. Por ejemplo, si llueve es probable que las zonas de hielo se disuelvan o que sean débiles o poco persistentes. En esto juega un papel muy importante el sentido común. Veamos otros indicadores:
- Zonas con sombra como la salida de los túneles, tramos de carretera que sabemos que están ocultas en las sombras durante mucho tiempo. O, simplemente, cualquier sombra en la carretera que nos encontremos, porque si estamos en las condiciones anteriores (frío y humedad) sabremos que es probable que las partes ocultas estén heladas.
- Arcenes, carriles izquierdos: precisamente las zonas menos transitadas de la calzada o de la carretera, tienen más posibilidades de tener una placa de hielo. Los arcenes, lógicamente, no están muy transitados, y por regla general el carril izquierdo solo se utiliza para adelantar (aunque hay gente que se siente como en casa en ese carril). Si os fijáis en una subida a un puerto, por ejemplo, veréis cómo el carril del medio presenta un color más "frío", y el de la izquierda puede que tenga incluso algo de nieve o hielo "picado".
- El interior de las curvas puede tener también más riesgo de hielo, pues o bien por el efecto del peralte (que lleva agua hacia el interior de la curva, que se puede acumular y helar) o bien la sombra que pueda caer sobre ella hacen que potencialmente nos podamos encontrar hielo bien lozano.
En general, el hielo puede estar en cualquier lugar, pero es más probable que se encuentre en esos puntos descritos arriba, y sobre todo en las horas cercanas al amanecer, pues es el momento más frío del día y es cuando se "deposita" el hielo con mayor probabilidad (y también en ese momento se producen las nieblas, pero ese es otro tema).
Ante una placa de hielo, ¿qué hacemos?
Mantendremos la calma. Es la mantra por excelencia de cualquier eventualidad al volante: mantener la calma. Si no mantenemos la calma, tendremos dos trabajos: recuperar la compostura y enderezar la situación. Y posiblemente solo podamos hacer una de las dos cosas.
Ante una placa de hielo no valen los movimientos bruscos. Esto es una obviedad puesto que al volante nunca son recomendables los movimientos bruscos. Sí los movimientos rápidos y precisos, pero eso no se debe confundir con 'brusco', que suele ser algo que hacemos de forma automática, y a menos que tengamos entrenado ese automatismo, será impreciso (o nos quedamos cortos, o nos pasamos).
Freno, volante, acelerador, todos estos mandos hay que accionarlos con suavidad y sabiendo exactamente qué queremos conseguir: que las ruedas nos proporcionen la máxima adherencia posible. Si frenamos fuertemente bloquearemos el sistema, o bien entrará en acción el ABS, que alargará (todavía más) la distancia de frenado. Si giramos bruscamente el volante conseguiremos que el coche no gire en absoluto, y si aceleramos bruscamente... ¿para qué acelerar sobre hielo?
Hay que aumentar la distancia de seguridad con el vehículo que nos precede porque la distancia de frenado se alarga considerablemente, hay que tener paciencia y temple, y pensar que si no nos ponemos nerviosos y no tenemos prisa, pronto pasaremos la zona helada y seguiremos conduciendo con la mayor tranquilidad.
Fotos | Peter Mooney, h-lame