Hoy vamos a hacer un pequeño cálculo real gracias a la calculadora disponible en el portal hibridízate. Para ello compararemos dos vehículos: uno particular en el que están absolutamente anotados todos los gastos durante casi 190.000km y su homólogo con tecnología híbrida. Hablemos de los contrincantes.
En una esquina contamos con un Honda Civic 2.2 i-CTDi que como decíamos, registra en su marcador en poco más de seis años 190.000 kilómetros con un uso 50% ciudad y 50% carretera, siendo la mayoría de desplazamientos diarios rondando los 80 km con viajes largos los fines de semana y en ocasiones esporádicas con mucho equipaje y remolque.
En la esquina contraria elegimos un contrincante a la altura, el Toyota Prius, un vehículo híbrido de similares características en cuanto a prestaciones y capacidad interior y que tras analizar el recorrido cumple perfectamente nuestras expectativas.
El reto vehículo híbrido contra diesel comienza
¿Cuánto han sido los kilómetros recorridos anualmente con el contrincante diesel? Pues aproximadamente unos 31.000 con un consumo real de 6,1 l/100. Que traducido a euros para que todos lo entendamos hablamos de un total de 12.632,93 € en combustible, a razón de 2.084,64 € al año.
Si introducimos los correspondientes datos en la calculadora, esta nos arroja un resultado de 1.098 €, que sería el dinero que nos ahorraríamos anualmente en cobustible si nuestro vehículo fuese híbrido. Hablamos casi del 50% de ahorro, es decir, en los más seis años de vida del vehículo de casi 6.000 euros.
Pero eso no es todo porque otro dato importante es la cantidad de CO2 que hemos emitido a la atmósfera. Con un Toyota Prius rebajaremos la cifra en un 56%, es decir, de las más de treinta toneladas a emitir casi 17 toneladas menos, es decir, unos 13.326 kg de CO2.
Y estamos obviando muchos otros datos en ahorro como por ejemplo que las revisiones del motor diesel son más caras que en uno de gasolina que además funciona mucho menos apretado gracias al aporte extra del motor eléctrico.
Tampoco tenemos en cuanta otros gastos como los frenos que gracias a la frenada regenerativa se gastan mucho menos, o las ruedas, que debido a su menor peso en el eje delantero también sufren mucho menos en las aceleraciones. O el embrague, por ejemplo, del que no nos tendremos que preocupar.
Como podéis ver, ventajas que se traducen rápidamente en dinero real que permanece en nuestros bolsillos y que podemos cuantificar fácilmente.