Volkswagen se ha fijado el objetivo de ser el grupo automovilístico más sostenible medioambientalmente del mundo para 2018, para ello su estrategia pasa por ser líderes en electrificación de sus vehículos a la vez que se aplican mejores soluciones para reducir el impacto medioambiental de otros sistemas del vehículo, como es el aire acondicionado.
Los gases refrigerantes para sistemas de aire acondicionado pueden llegar a ser extremadamente dañinos para el medio ambiente, como es el caso de los clorofluorocarburos (CFC) que degradan la capa de ozono. Por ello Volkswagen busca utilizar dióxido de carbono (CO2) como gas refrigerante en sus sistemas de aire acondicionado.
El CO2 es un gas neutro y no contaminante, por lo cual su uso, y una posible fuga, no genera problemas de contaminación como en el caso del uso de CFCs y su impacto medioambiental (calentamiento global) es ínfimo comparado con el de otros gases utilizados para fines similares, incluso como gas de efecto invernadero.
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