Ya están a la venta los primeros miembros de la nueva familia GSe (Grand Sport electric) de Opel, una submarca inspirada en el pasado deportivo de la marca alemana que llega en clave electrificada.
Se trata del Opel Astra GSe y el Opel Grandland GSe, dos híbridos enchufables que llegan con un diseño más picante, una puesta a punto específica y más potencia, pero, ¿la suficiente como para considerarse deportivos?
Etiqueta CERO y motores específicos
Muchos seguidores de Opel esperan desde hace tiempo el lanzamiento de un nuevo modelo deportivo de la marca del rayo. La desaparición de la división OPC y de la gama GSi fue un jarro de agua fría para ellos, pero la electrificación ha traído de vuelta el ADN deportivo a la firma alemana.
Y es que hace unos meses Opel anunció que recuperaba el apellido GSe, unas siglas que dieron nombre a auténticos iconos de la marca, como el Opel Monza GSE y el Opel Commodore GS/E. Antes de ese anuncio, Opel presentó el Manta GSe ElektroMOD, un prototipo que se convirtió en toda una declaración de intenciones.
Ese concept sirvió de termómetro para valorar la acogida que podría tener un nuevo Opel deportivo y lo cierto es que gustó, por lo que en Rüsselsheim tenían la excusa perfecta para volver a añadir un poco de picante a su gama.
Sonaba muy bien, pero, de momento, Opel está desaprovechando la oportunidad. Y es que esperábamos un sucesor a la altura del mítico Monza GSE y lo único que tenemos, por ahora, son versiones del Astra y el Grandland con un diseño más agresivo, la misma potencia que otras variantes de la gama y ligerísimos cambios a nivel de chasis.
Por lo tanto, deberíamos hablar de una terminación más que de un modelo deportivo. Eso sí, a diferencia del acabado GS Line, el GSe está reservado para las versiones más capaces.
En el caso del Opel Astra GSe, solo está disponible con el conjunto híbrido enchufable de 225 CV que también utilizan otros compactos de Stellantis, como el DS 4 y el Peugeot 308. Siempre con tracción delantera y cambio automático EAT8 de ocho relaciones.
Con esta mecánica, el Astra acelera de 0 a 100 km/h en 7,5 segundos, alcanza una velocidad máxima de 235 km/h y ofrece una autonomía eléctrica de hasta 64 km. Por supuesto, tiene la etiqueta CERO de la DGT.
Si hablamos del Opel Grandland, el apellido GSe solo puede ir ligado al conjunto híbrido enchufable de 300 CV, que hasta ahora estaba disponible con los acabados GS Line y Ultimate y ahora parece que queda reservado para el GSe.
Además de utilizar en exclusiva esta mecánica, lo único que distingue al GSe de otras variantes es su diseño y la puesta a punto, con un chasis 10 mm más bajo y ajustes específicos en la dirección, los frenos y la suspensión adaptativa KONI FSD.
El conjunto PHEV del Grandland GSe combina un motor turbo de gasolina de 1.6 litros y cuatro cilindros con dos motores eléctricos, uno por cada eje, para desarrollar una potencia combinada de 300 CV. El Grandland GSe es tracción total, acelera de 0 a 100 km/h en 6,1 segundos y alcanza la misma velocidad máxima que el Astra GSe: 235 km/h. Su autonomía eléctrica es de hasta 63 km.
¿Y qué hay del precio? Pues bien, el Opel Astra GSe parte desde los 40.900 euros y el Grandland GSe desde los 57.600 euros. Ambos están ya disponibles y automáticamente se han convertido en las opciones más caras de su gama, aunque no por ello vienen con todo el equipamiento que cabría esperar.
Y es que, a la hora de configurar el Astra GSe, hay que pagar un extra por elementos como los faros Intelli-Lux Pixel LED (800 euros), el cargador embarcado de 7,4 kW (200 euros) o el paquete formado por el navegador, el Head-Up Display y el sistema de audio premium (500 euros), si bien es cierto que su equipamiento de serie es ya muy completo.
El siguiente Opel GSe en llegar será el Opel Astra Sports Tourer GSe, la versión familiar del compacto, que todavía no tiene precio, pero estará disponible a lo largo de los próximos meses.
